Los peregrinos disfrutaron de unos
escenarios únicos de la geografia de Neuquén y de las
comidas típicas
Neuquén >
Recorrieron 110 kilómetros a caballo desde la localidad de
Huinganco hasta el paraje Ailinco, para venerar a la virgen de Lourdes.
Más de cien personas participaron de la 4ta edición
de la Cabalgata Huinganco-Ailinco, organizada por la Subsecretaría
de Turismo de Neuquén, del 8 al 11 del corriente.
Al llegar a Ailinco -al pie del Domuyo-, el grupo de turistas, arrieros
y coordinadores, participó de una misa en la antigua capilla
del lugar para conmemorar el día de la virgen patrona de los
arrieros.
El grupo de peregrinos no sólo disfrutó de los caminos
y paisajes de la cordillera del viento; se detuvo en varias localidades
para degustar comidas típicas elaboradas artesanalmente y espectáculos
folklóricos.
Cuentan que hace muchos años, un 11 de febrero, se le apareció
la virgen a un criancero y desde entonces, los lugareños hacen
esta procesión para agradecer o para cumplir con promesas de
fe.
Aventura
Durante el recorrido, los participantes recibieron gran hospitalidad
de la gente de cada uno de los pueblos, como así también
de los guías y organizadores, quienes asistieron en forma permanente
a los participantes.
El itinerario realizado permitió a los turistas visitar los
atractivos más importantes de cada localidad. Con pastas caseras
y hasta el clásico chivito al asador, los viajeros fueron agasajados
en cada parada.
Tuvieron la oportunidad de beber la tradicional chupilca, probar quesos
caseros de vaca y chiva, agua y mote fresco. También realizaron
baños termales en las aguas calientes del Domuyo, el cerro
más alto de la Patagonia.
Atractivo
Este original paseo atravesando la cordillera del viento, es otra
opción más para el turista que visita la zona norte
de la provincia.
Según lo manifestado por el intendente de Huinganco, Luis Sepúlveda,
el peregrinaje de este año superó ampliamente las expectativas
ya que participaron más turistas que años anteriores.
Un valle encantado
Neuquén
> El valle de Huinganco fue habitado antiguamente por
tribus pehuenches y luego fue utilizado como cajón de invernada
por chilenos.
En 1879, se establece en los mallines de Charra Ruca, la primera autoridad
civil del Neuquén. Luego fueron asentándose pobladores
chilenos, ganaderos y agricultores. Desde 1883, comenzó la
actividad minera del oro, que logró su mejor época entre
1920 y 1950. Al bajar el precio internacional del oro y dificultarse
la actividad minera, quedan pequeños agricultores y ganaderos.
En la década del 60, comienza el grave éxodo de su población
joven hacia el valle por falta de fuentes de trabajo.
Esto comenzó a revertir y cambiar con la creación de
la Comisión de Fomento en el año 1964, generando una
fuente de trabajo fundamental con la aparición del vivero en
el año 1968 y su posterior crecimiento.
Hoy, gran parte este pueblo -de 1000 habitantes-, se sustenta por
la actividad forestal, el empleo municipal y en la Minera Andacollo.
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