Por mucho tiempo fueron exclusivamente
los hombres los que dominaron la escena de la música popular.
Neuquén > La voz aguardentosa
de Chavela Vargas es un clásico de la música mexicana
en el mundo, pero también de las artistas que se atrevieron
a revolucionar el papel de las mujeres en los géneros más
tradicionales de la música popular, un área que durante
mucho tiempo fue un coto exclusivamente masculino.
El folklore, los boleros o las rancheras son géneros en los
que, como en muchos aspectos de la vida, las mujeres han debido abrirse
paso con gran dificultad, sobre todo si pretendían salirse
de los roles de sumisión establecidos para ellas en sus relaciones
con los hombres.
Cine
Y al igual que las «femme fatal» del cine de los años
40 ó 50, en la música algunas precursoras rompieron
moldes en una sociedad en la que sólo estaban destinadas a
cumplir con ciertos papeles fijos. Sin embargo, aunque comenzó
hace tiempo, éste es un proceso que continúa hasta hoy.
Una de las pioneras en revolucionar los escenarios, y más en
una sociedad con fama de machista como la mexicana, fue sin duda Lucha
Reyes, quien con una voz desgarrada interpretaba las canciones en
los escenarios con llantos, gritos y maldiciones incluidas, algo que
en los años 30 le generó muchas críticas, así
como el hecho de que usara en sus vestidos símbolos patrios,
algo considerado como una auténtica herejía.
Todo para cantar temas como «La tequilera»: «Como
buena mexicana sufriré el dolor tranquila / al fin y al cabo
mañana tendré un trago de tequila».
Al igual que Chavela, Reyes fue una mujer independiente cuyas canciones
no eran sólo letras, sino que tenían mucho que ver con
su propia historia. Abandonada por su marido, tuvo graves problemas
con el alcohol que acabaron con su vida siendo joven y alimentaron
la leyenda de que la rebeldía camina de la mano con la tragedia.
Hoy parece mucho más fácil romper esquemas, pero mucho
menos de lo que se podría pensar. Un caso concreto es el de
la argentina Mariana Carrizo, de 28 años, una cantante de coplas
que recibió el premio Consagración de Cosquín,
el principal festival de música folklórica de la Argentina.
La copla y la baguala, una música típica del Norte de
Argentina, de raíces indígenas y en la que el canto
se acompaña con una caja (un tipo de tambor), son géneros
relegados, poco conocidos y que todos, según cuenta Carrizo,
relacionaban solamente con «viejos y borrachos».
Salta
Esta artista menudita y de largo cabello negro, nacida en la provincia
de Salta, logró conquistar sin embargo a la gente con letras
reivindicativas que rescata de la tradición popular, aunque
también recibió alguna vez largos abucheos de parte
del público masculino, que se sentía ofendido.
Con su disco «Libre y dueña», Carrizo asegura que
defenderá «a puño y espada» una música
que le llega al alma, con la que creció y que le prohibieron,
pues su padre no aceptaba que se dedicara a ser cantante, mucho menos
siendo mujer e interpretando letras como algunas de su repertorio:
«A los hombres hay que quererlos / y no darles de comer / porque
comiendo se olvidan / muertos de hambre quieren bien».
Pero si de reivindicaciones se trata, y mucho más duras, sin
duda la «portavoz de las mujeres engañadas», como
alguien la describió, es la mexicana Francisca Viveros Barradas,
Paquita la del Barrio, quien canta con estilo arrabalero temas como
«Tres veces te engañé», «Me estás
oyendo inú-til» o «Rata de dos patas», cuyos
títulos no dejan duda acerca del aprecio que le merece el género
masculino: «Tres veces te engañé / la primera
por coraje / la segunda por capricho / la tercera por placer / Tres
veces te engañé / y después de esas tres veces
/ no quiero volverte a ver».
Con más de 30 años de carrera a sus espaldas, Paquita
conmueve con sus letras llenas de humor y que invitan sobre todo a
divertirse, pese a su dureza. Aunque su repertorio es mucho más
amplio y también da lugar a letras de amor feliz y de perdón,
la fama le viene de su lado combativo, porque consiguió dar
cuerpo a un sentimiento que hasta entonces nadie había logrado
expresar de esa manera.
Modelo
Paquita, como Chavela -musa de Pedro Almodóvar y admirada por
Joaquín Sabina- u otra leyenda como La Lupe, representan un
modelo de mujer luchadora que se abrió paso con esfuerzo y
sin temor a mostrar su despecho o su amor. Pero tampoco a reclamar
y exigir justicia.
Muchas mujeres continúan hoy la herencia de Lucha Reyes, entre
las mexicanas también Astrid Hadad, quien con sus espectáculos
de música y canto con trajes impresionantes que mezclan lo
posmoderno con lo tradicional promete, por ejemplo, en «Heavy
Nopal», «seducir a los asistentes ahorrándoles
el costo del psicoanálisis».
Y que como Chavela, canta un clásico que ha recorrido todo
el mundo hispano: «Esta noche no voy a rogarte / esta noche
te vas de deveras / qué difícil tener que olvidarte
/ sin que sienta que ya no me quieras». |