Por VICKY CHAVEZ (*)
Un relato conmovedor realizado por la tercera generación de hombres
que hicieron grande Neuquén.
La Historia, como ciencia del hombre, es dinámica
y colmada de sorpresas. Lo comprobamos al investigar acerca de nuestra
historia local, principalmente en la conversación con los antiguos
pobladores, quienes nos aportan datos plagados de anécdotas
y gratos recuerdos. Tal es el caso de nuestro vecino de la calle Alberdi,
don Jorge de Castro, quien nació en Zapala, en la Estancia
Llamuló, un 29 de agosto de 1925.
Su familia
Su abuelo paterno, de origen uruguayo, fue Eusebio de Castro, quien
formó parte de la expedición del Coronel Manuel Olascoaga
a Chos Malal, antigua capital de la provincia, como jefe de maestranza.
El padre de don Jorge, Manuel de Castro, nació en Ñorquín
en el año 1886 y fue bautizado en Chos Malal en 1888. En sus
años de madurez se enrola en el ejército en Santiago
de Chile y allí se casa con Argentina Pavía. Hacia 1916,
don Manuel de Castro fue subcomisario de la policía en los
desgraciados sucesos de la evasión de los presos hacia la zona
de Zainuco.
Su hermano, Eduardo de Castro, se desempeñó como aviador
en la ciudad de General Roca. Hacia 1957, en uno de sus tantos vuelos,
trajo al General Aramburu al Aeroclub Neuquino, en donde lo esperaba
el interventor Ricardo Hermelo.
“Doña Desideria Landestoy – quien fuera la primer
maestra de Chos Malal - era hermanastra de mi abuelo Eusebio de Castro”,
agrega don Jorge.
En 1947, durante el gobierno de Belenguer, ingresa en la Administración
Pública y permanece en el cargo hasta 1963. Posteriormente
llega a ser Subsecretario de Asuntos Sociales, cuando era Ministro
don Carmelo Vicente Zingoni.
¡Sacamos la Lotería!
Una de las anécdotas más notorias en la vida de don
Jorge es la ocurrida en el año 1963, cuando su familia obtiene
el premio mayor de la Lotería de Santa Fe. “Al ser dueños
de la Agencia – relatan los protagonistas – debíamos
conservar los billetes que no se vendían ya que habían
sido pagados con anticipación”. Quiso la suerte que el
número premiado estuviera en posesión de la familia
de Castro.
En 1950 se casa con Juana Ortega (“Tota”), quien se desempeñaba
como maestra en el Normal Nacional junto a otras dos recordadas maestras
de nuestro Neuquén de ayer apodadas de igual manera: “Tota”
Pérez de Burlando y “Tota” Lucero de Álvarez.
Hoy en día, don Jorge transita su vida en la tranquilidad de
su hogar, acompañado de Juana, sus hijas y nietos. “Creo
que sería justo que una arteria de la ciudad de Chos Malal
llevara el nombre de mi abuelo, don Eusebio de Castro” nos dice
don Jorge, quien ha iniciado varias veces los trámites de dicho
nombramiento sin obtener hasta hoy un resultado positivo. Con Expedicionarios
del desierto (el nombre que lleva una de las calles de dicha ciudad)
las autoridades han trataron de abarcar a todos los hombres que, por
supuesto, tienen igual mérito que don Eusebio.
(*)Miembro de la Junta de Estudios Históricos de Neuquén.
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