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“Otra vez la ruta 22”
Hace algunos años, cuando estuvo muy
en el tapete la crítica situación del tránsito
en la ruta nacional 22 entre Cipolletti y Villa Regina, algunos defensores
del medio ambiente ( creo que oriundos de la vecina ciudad en su mayoría
) propusieron una traza alternativa por la barda.
El principal motivo aducido se podía resumir en que la ampliación
a cuatro carriles de la traza actual iba a provocar gran contaminación
en los cultivos aledaños.
No sé si esa era la intención, pero me dá la
impresión de que lo que lograron fue «embarrar la cancha»,
y dilatar toda posible solución a un problema que me parece
acuciante por el riesgo de vidas y bienes que entraña. Y, además,
sin resolver el problema de contaminación.
Voy a empezar por este último. No obstante que seguimos tratando
de circular usando riesgosamente solo dos carriles, nada ni nadie
impide que ciertos camiones ( y quizá algunos automóviles
) produzcan tanto humo como si fueran una vieja locomotora a vapor,
al punto de dificultar seriamente el sobrepaso aún en días
de muy buena visibilidad.
Ello, sin tomar en cuenta que los continuos cambios de velocidad a
que el tránsito demencial obliga, también aportan su
cuota: como casi cualquiera sabe, cuando un motor acelera «a
fondo», la combustión es menos eficiente que si mantiene
velocidad constante o los cambios son graduales.
Esto último tiene no solamente el efecto contaminante que los
paladines querían evitar, si no que además representa
un costo considerable en combustible fósil ... y para el bolsillo
del propietario. Que quizá estaría mucho mejor aplicado
a un peaje razonable. En efecto: supongamos que en un viaje desde
Cipolletti a General Roca en un automóvil de 1000 kilos de
peso, los continuos cambios de velocidad representan un consumo extra
de un litro de combustible ( eso lo puedo aseverar ). Para un vehículo
naftero que use los combustibles de mayor octanaje del mercado, eso
representa casi dos pesos. Ese mismo importe aplicado a un peaje representaría
menor desgaste de los nervios, del motor y, sobre todo, mucho menos
riesgo.
Pero la cosa no acaba aquí.
Tiempo atrás, la Policía de Río Negro controlaba
las condiciones en que los camiones transportaban su carga. Eso duró
mientras se mantuvo la repercusión de algunos accidentes provocados
por la caída de bins con fruta mal asegurados.
Volviendo de General Roca el 24 por la tarde, a eso de las 17 horas,
poco antes de llegar al cruce con Isla Jordán, el carril norte
de la ruta estaba ocupado por una tarima de pallet ( para los que
no conocen los detalles: es la plataforma de madera ). Evidentemente,
un transportista los perdió y ni se dio cuenta, o si lo notó,
no le importó.
Tuve que frenar de urgencia y esquivarlo por la banquina, como alternativa
menos mala.
Me pregunté qué pasaría si un vehículo,
en maniobra ajustada de sobrepaso ( muy frecuente, dada la congestión
y la impaciencia que nos caracteriza ) encuentra dicho pallet en el
centro de su trayectoria: ¿una frenada ? ¿y los que
vienen pasando en tándem? (cosa también frecuente )
... ¿volver bruscamente al carril «propio»? ¿tirarse
a la banquina contraria ?
Sin duda, es imperioso ampliar este tramo de la ruta.
Pero también es imperioso que quienes la
utilizamos tomemos conciencia de que nuestras acciones (por comisión
u omisión) ponen en riesgo la vida de otros viajeros.
Marcelo Nicolet
Neuquén
“Los paños tibios”
Y a propósito del tratamiento con paños
tibios, en cuanto el paciente caiga en estertores convulsivos, ahí
nomás se le aplican paños tibios. No muchos, sólo
los necesarios para que cese la agitación, hasta que la fiebre
amaine... y hasta que se produzcan nuevas convulsiones.
La terapéutica política de los paños tibios es
la más apta, se supone, para hacer frente a las calamidades
que sufre el cuerpo social. No previene colapsos, no ataca las raíces
del mal. Lo único que hace es disminuir los efectos colaterales.
Los paños tibios alivian el estrupor, metabolizan la indignación
y la transforman en resignación aportando transitoria calma.
Es cierto que el paciente no experimentará mejoría alguna:
en cualquier momento tendrá una recaída de parecida
intensidad, pero las compresas tibias contribuirán eficazmente
a que la opinión pública, tan inclinada a la somnolencia
y a la amnesia, reduzca sus niveles de angustia y supere momentáneamente
el cimbronazo.
En la Argentina, los paños tibios resultan un placebo (remedio
inocuo) políticamente adecuado para contrarrestar cualquier
clase de malestar nacional y popular. La idiosincrasia nacional y
popular prefiere vérselas con la calamidad consumada para luego
prescribir remedios heroicos y prometer que la desgracia no volverá
a ocurrir.
Por cierto, es absolutamente indispensable, además, que antes
de que la terapéutica política de los paños tibios
se ponga en acción, tiene que morir mucha
gente. Si no, no vale.
Joaquín Bertrán
L.E. 5.433.822
Ciudad de Neuquén
Diálogo, lucha y evaluación
A la comunidad en general; a los medios; a los que
deseamos otro mundo:
Los medios de comunicación encargados de formar opinión
en la sociedad nuevamente han difundido información tergiversada
que no hace más que deslegitimar la lucha llevada adelante
en la UNCo por estudiantes, padres, docentes, no docentes, organizaciones
sociales y la comunidad. Nos preguntamos cuál es la intención,
¿generar información que fomente violencia, que confunda
el diálogo, el debate y la reflexión?
¿Quién tiene autoridad ética y moral? ¿Ellos,
la clase política, tan cuestionada socialmente? ¿Ellos,
académicos financiados por sectores empresariales? ¿Nosotros,
que deseamos una educación para todos? ¿Nosotros, que
le decimos no a la Ley creada en los años menemistas? ¿O
ustedes que día a día hacen sus aportes para sostener
la educación?
Nosotros no olvidamos y les recordamos a todos que siempre fuimos
quienes llamamos a un diálogo franco, sincero y no intencionado,
diálogo que no tiene cabida en la lógica política
de este sistema, que todo lo hace en función de conseguir poder.
Les recordamos, además, que cuando nosotros llamamos al diálogo,
ellos solamente dialogaron con cierto sector del poder –el Colegio
de Ingenieros, la cámara de productores, los funcionarios en
campaña (Quiroga), y todos aquellos que tienen esa concepción
neoliberal, como Sobisch, Del Bello, Bohoslavsky, Pechén y
una lista interminable que dejamos en un etc a su criterio.
Se nos acusa de tener miedo de ser evaluados. Nuestra lucha no ha
sido en contra de una simple evaluación. Por el contrario,
consideramos que la educación debe ser constantemente analizada
y revisada, para asegurar la generación de un conocimiento
crítico que no esté en función del mercado, sino
de necesidades reales que van más allá de un pequeño
sector. En realidad, la función de la Comisión Nacional
de Evaluación y Acreditación de Universidades (CoNEAU)
es la de aplicar la Ley de Educación Superior (LES), y no la
de evaluar la rigurosidad de los contenidos, los sistemas de concursos,
etc. Esto produce que la educación esté al servicio
de ese pequeño sector, lo cual se logra, entre otras estrategias,
al impulsar el autofinanciamiento, la reducción del presupuesto
educativo y la disminución de los planes de estudios, etc.
En otros términos, la LES deteriora la Educación Pública
en beneficio de una paulatina privatización y elitización
educativa. Es por esto que para hablar de excelencia académica
los defensores de la LES toman como ejemplo la carrera de Medicina
de la UNCo, carrera que ya fue evaluada y acreditada ante CoNEAU.
Para esta carrera, acreditar significó la modificación
en tres oportunidades de su plan de estudios, la implementación
de un curso de ingreso eliminatorio y la restricción para cursar.
De este modo, puede observarse la lógica elitista que genera
esta Comisión. Los políticos, que responden a sus partidos
y que por supuesto responden a objetivos determinados, expresan que
quienes llevamos adelante esta lucha la hemos politizado. Es una desfachatez
tratar a la sociedad en su conjunto de infantilista. ¿Acaso
no es una política educativa la que están llevando adelante?
Nuestro reclamo surge a partir de que esa política perjudica
a una gran mayoría. En Argentina, la clase dominante impone
el autoritarismo como forma de ejercer política, la misma es
cómplice de los organismos internacionales que tanto daño
le han hecho a nuestra sociedad y al mundo entero, tales como el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Las políticas educativas que se implementan desde estos órganos
fueron aprobadas entre gallos y media noche por los funcionarios más
corruptos de la historia argentina, plasmadas en la Ley de Educación
Superior.
A todos ellos, infames descarados que creen que la dignidad es de
unos pocos y que creen, asimismo, que el que tiene más es el
que manda, les decimos que no vamos a permitir que sus mentiras reinen
y confundan al pueblo. Tampoco dejaremos que se adueñen de
la política, y menos que hagan creer que la política
se hace a su forma. Nosotros también tenemos política,
la que hacemos todos y para todos.
Federación Universitaria del Comahue
e-mail: fuc_comahue@yahoo.com.ar
Luis García (DNI 26. 148. 869)
Martín Mullally (DNI 26. 247.918)
Cecilia Cavilla (DNI 28. 485. 233)
Neuquén
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