Por ALBA SUAREZ Neuquén
> Con buenas noticias termina el último domingo
de 2004. Y a todas las convoca el Museo Nacional de Bellas Artes.
Es que El 28 de enero se inaugura la Suite Vollard conformaba por
cien grabados, de Pablo Picasso, realizados en la década del
treinta.
En abril llega la retrospectiva de Emilio Pettoruti, que se exhibe
actualmente en el
MNBA de Buenos Aires.
Español uno, argentino el otro. Convivieron en la misma época.
Nacieron con pocos años de diferencia, Picasso en 1881 y Pettoruti
en 1892 y ambos murieron en la década del ’70.
Picasso pasó por varias épocas. La azul, que fue en
París cuando conoció las obra de Toulouse Lautrec, Degas,
Van Gogh y Gauguin. Luego siguió una época rosa, mas
dramática hasta que, con Las señoritas de Avignon, inicia
el cubismo, donde rompe con la idea de volúmenes; después
vendría su etapa surrealista. La obra de Pettoruti, quien a
los 20 años había partido a Europa buscando nuevos lenguajes
pictóricos, se inscribe dentro del cubismo analítico.
A su regreso a la Argentina su lenguaje plástico armaría
un enorme revuelo, las imágenes a las que se estaba habituado
eran figurativas y tradicionales. Con Pettoruti aparece la modernidad
y su espíritu innovador, nuevos lenguajes, nuevos vanguardias.
Dos artistas internacionales que dejaron un legado formidable. En
muy poco tiempo se podrán ver en la ciudad. Y para cerrar con
más arte, hasta es posible que también llegue al museo,
parte del patrimonio de la colección privada de Costantini,
que se exhibe en su museo, el Malba. Y entonces también será
posible que el espíritu de la gran Frida recorra la ciudad. |