Con el idioma de la murga

 
 
Para Flavio, el proyecto tiene su esencia en vivo. «me muero por salir de gira tocando en el Interior y demostrando la fuerza de la banda en vivo», aseguró.
El ex integrante de Los Fabulosos Cadillacs, Flavio Ciancirulo, editó «Cachivache». Cuenta cómo salió de una depresión con la murga.


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  Por Hernán Gil

Su banda está compuesta por artistas de distintas agrupaciones del under porteño. «Los tenía vistos de antes. Son buenísimos», dijo.

Neuquén > Siempre con un tono simpático y alegre, Flavio Cianciarulo se dispone a charlar sobre su nuevo camino.
Su camino solista tiene un mediano recorrido, pero habrá que recordar que fue uno de los líderes de la banda argentina (Los Fabulosos Cadillacs) con más llegada en el exterior.
Además, es el creador de canciones con una penetración popular masiva como, por ejemplo, «Matador».
Ahora, recorre su nuevo camino a través de «Cachivache», un disco de reencuentro personal y musical. Liderando a un grupo de siete músicos rescatados del circuito under porteño, Flavio lidera a La Mandinga, conformando un estilo que mezcla la murga, el candombe beat y el tango candombe, además del ska y el reggae.
«Estaba pasando por una época de desencuentro conmigo, con mi alma. Cuando uno anda mal, todo se relaciona. Fue así que estaba deprimido cuando, de apoco, me fui acercando a la murga de los barrios. Los veía ensayar, los miraba y después practicaba en casa con mi bombito. Así me fui metiendo y aprendiendo. Y ni hablar de la alegría que tuve cuando participé del corso, con mi bombo y mi levita», relata Flavio sobre los inicios y las motivaciones de su nuevo disco titulado «Cachivache».
¿Cuándo surge la fascinación que tenés por la murga uruguaya?
Siempre me encantó. Obviamente, el cancionero popular uruguayo es digno de escuchar y sus tambores. Igualmente, es uno de los veinte o treinta estilos musicales que me gustan.
En realidad, la fascinación por esa murga arrancó cuando estábamos de gira por Latinoamérica cuando vimos a la orquesta de un hotel interpretando salsa. Era impresionante no sólo ver cómo tocaban los músicos, sino lo que despertaban en la gente. Alrededor de ellos, había gente mayor que simplemente iba a bailar. Me encantó. Por eso creo que ya por este tiempo la música sin tambores me aburre. Necesito la percusión, el cuero y el baile. Creo que un poco así fuí llegando a la murga uruguaya.

Bueno, de hecho tu disco es una reivindicación de la murga porteña…
Sí, hay algo de eso. Siempre digo que el disco contiene muchísimos elementos percusivos de ambos lados. Hay tambores afrouruguayos, pero también hay mucho bombo y platillo de murga porteña. Intento no ser leído como un músico rioplatense. Creo que la banda es un proyecto de rock, entendiéndolo desde como yo veo al rock. Sí contiene muchos elementos de los que mencioné antes, pero por ejemplo cuando en Los Cadillacs empezamos a meter percusiones, hacíamos una lectura de la percusión afrocubana, pero no éramos una banda de salsa.

Hablás de un proyecto de rock, ¿cómo se explica esto?
Nuestro proyecto se nota mucha más en el vivo, allí se entiende un poco más el rock desde mi punto de vista. Como The Clash, del reggae. A diferencia de Los Fabulosos Cadillacs, la percusión del tambor del Sur. Igualmente, con todo el respeto de todos los artistas que escucho, no soy un artista del género de la murga o el candombe. No soy un dogmático de eso. Nosotros somos como un «The Clash murguero».

¿La murga fue la luz para salir de un momento duro?
Sí, es todo una historia. La murga, en general, no es novedad que me gusta. Lo vengo mostrando en Los Cadillacs, que en algunos temas se puede apreciar el intento de murga rioplatense. Pero hace un tiempo estaba en un momento duro. Estaba como extraviado, deprimido, muy desganado con lo que hacía. No sabía bien para dónde disparar, no me relacionaba bien con la gente, con músicos. Yo venía observando desde bastante tiempo una murga de Tigre «Mamá qué kalambre». En definitiva, un día me veo con un bombo y un palito en la mano y práticando toques de murga porteña. Nadie me exigía nada. De hecho, un día me di cuenta que estábamos con mi bebita y mi señora tocando, con los colores de la murga.

¿Alcanzaste a hacer un análisis del disco?

Y, todavía no. Al ser tan nuevo, estoy como en una luna de miel. Estoy muy contento y me parece importante destacar las ganas de tocarlo en vivo. Creo que con los chicos en vivo somos una banda tremenda. Confiamos mucho en el vivo porque este tipo de música es mucho más intensa así que en un estudioY con el combo de chicos que me acompañan que somos del vivo. La explosividad, la intensidad del tambor o un bombo no llegan a plasmarse en el estudio. El vivo contiene muchos más elementos donde está la banda, más rockero.

¿Cómo planificaste el trabajo teniendo en cuenta esto?
Tratando justamente de preservar eso. De ser una música simple, pero potentamente rítmica. Son canciones montadas sobre un grupo de tambores. Tratamos de cuidar mucho la frescura y de preservar a ultranza la espontaneidad.

¿Cómo seleccionaste las canciones?
Fue algo así como los fotógrafos que sacan seis rollos para quedarse con tres o cuatro fotos. Yo armé algo así como cuarenta canciones que se las di a Afo (Verde, el productor del disco). El eligió las canciones que integran el disco. Como le dije que no tenía ninguna relación en especial con ninguna de ellas, eligió más tranquilo (ríe). Son todas en parte mía por igual, así que ya le voy a encontrar la vuelta para editar las que quedaron afuera. En algún momento verán la luz.

¿Cómo se conformó la banda?
Básicamente son pibes más jóvenes que yo, que estaban formando parte de bandas que estaban en actividad. Especialmente en el ambiente under porteño. Algunos amigos me ayudaron, hicimos una audición muy informal. Además, ya había pibes que me interesaban mucho.

¿Cuándo se viene la gira?
Yo muero por salir de gira, de tocar en vivo. Ahora terminamos de hacer un montón de escenas del nuevo video que ya está en la calle. Pero en cualquier momento armamos la gira. Tengo al Sur tatuado y alguna vez con Diorio creamos un tema pensando en la Patagonia.

Discografía

Cuando todavía estaba en Los Fabulosos Cadillacs, Flavio editó «Peso argentino», en 1997, bajo las manos de Ricardo Iorio. Luego de la separación del grupo, Flavio se fue a vivir a México, donde casó. Fue entonces cuando sacó «Flavio, solo, viejo y peludo», en 2001. Casi atrás de éste, el ex Cadillac creó «El marplatense», un trabajo muy personal que no encontró editor. Ahora, Flavio vuelve con «Cachivache», liderando un grupo de siete músicos que mezclan la murga, el candombe beat y el tango candombe, además, del reggae y el ska.

Referentes

VICENTICO
«Es uno de los tipos que más me conmueven, con toda su emoción a flor de piel, Además, una cosa que me gusta muchísimo de él es que está permanentemente envuelto como por una niebla, un halo de misterio. En ese sentido, yo soy lo diametralmente opuesto a su persona: soy como me veo».

Un sentimiento

Por Daniel «Pantera» Reyes (*)

«A mí como murguero me genera una doble sensación este tipo de discos. Por un lado, es bueno que se reconozca a la murga, pero por otro lado la murga porteña viene haciendo muchas cosas hace muchos años y nunca tuvo ese reconocimiento. Siempre llegó la difusión a través de los músicos conocidos que incursionaron en el género. Aunque también hay que hacer una autocrítica y entender que no se manejó nunca la prensa como debería haberse manejado.
La murga nació como una necesidad social, no como una necesidad artística, Por ahí pasa si es bueno o es malo. Desde chicos, jugábamos con los tachos de basura y esos eran nuestros juguetes. Cuando llegamos a ser grandes, llevamos todo eso a un escenario y nos transformamos en artistas.
La murga es un sentimiento que no se puede explicar. Pasa por esta necesidad social, de mostrarlo como un arte popular, por todas esas necesidades. Por ahí otros lo hacen porque es un sueño personal y están sólo un año. Otros que tal vez que quisieron ser bailarines y no pudieron y terminaron en la murga. Pero el bombo y el platillo que nos ha caracrterizado durante todanto tiemo, es un sentimiento.
La murga es eso, es el tango y la milonga, los pasos dobles que se hacían antiguamente y así se fueron creando. Ahora, con todas estas cosas modernas, algunos ponen mucho de la bailanta. Pero la esencia de la murga es única y fantástica.

(*) Director de la murga «Los reyes del movimiento», del barrio porteño de Saavedra.

 

 


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