Antes de la fundación de
la capital en la Confluencia, merece un capítulo aparte la
inserción de los medios de comunicación más modernos
y estratégicos para aquellos años : el telégrafo
y la correspondencia postal.
El primer problema a resolver por parte del ejército, fue
el de mantener comunicadas a sus unidades en la medida que avanzaban
hacia la cordillera, esta necesidad fue tenida en cuenta cuando se
sancionó la ley 215 (1867), que disponía en la parte
pertinente de su articulado, la extensión de la red telegráfica
nacional hasta los fortines de la línea del Río Negro
y Neuquén, dejando a cargo de esa tarea al ejército.
Los postes magnetizados
En Enero del año 1876, se había creado la “Escuela
Telegráfica” en el Colegio Militar de la Nación,
donde se formaron, quienes con el tiempo iban a tener a su cargo una
tarea tan importante que en función de tiempo iban a reemplazar
a los legendarios chasques.
A medida que el ejército avanzaba hacia el sur, tras sus pasos
venían los topógrafos, ingenieros y agrimensores tendiendo
los hilos del telégrafo, sobre el cual el Coronel Olascoaga
diría: “...a la vista de esos postes magnetizados, se
desvanece realmente la idea de distancia. Llega uno a imaginarse que
esa larga línea de alambres es su propio brazo armado con una
pluma...con la que se escribe a los amigos de allá....en lo
que se llama una oficina telegráfica...” – único
indicio humano en diez leguas a la redonda- “... Un oficial
solo, es el jefe y el operador de la oficina. Se agrega a este personal
el guardahilos, que generalmente suele encontrarse debajo de sus hilos
...en algunas de estas oficinas hemos visto el aparato de transmisión
casi a la intemperie, delante de una ventana sin reja, postigo ni
vidrios...”
La oficina telegráfica y postal
Creada como oficina telegráfica del ejército en el año
1881, en sus orígenes estuvo ubicada, en el fortín Tratayen,
(término que significa angostura) cerca de la rivera izquierda
del río Neuquén y a diez kilómetros de la actual
localidad de Añelo. A corta distancia de lo que fue el sitio
donde se construyó el fortín, existen dos formaciones
de piedra roja conocidas como “Los Monigotes”.
El primer telegrafista que tuvo dicha oficina fue Eusebio Estremador,
quién a solicitud del Gobernador del Territorio Cnl. Carlos
H. Rodriguez, en el año 1933, le envía un informe, aportando
los primeros datos sobre la oficina de referencia,expresando “...A
mi llegada al campamento General Roca...el Mayor Buratovich construía
una línea telegráfica, desde Roca al Paso de los Indios...el
señor General Villegas dispuso construir fortines. Primero
en la confluencia de los ríos Neuquén y Limay, segundo
en Tratayen y tercero en Paso de los Indios, donde se instalarían
oficinas de telégrafo para mejorar las comunicaciones...”
La línea de destacamentos, campamentos, fortines y fuertes
de los ríos Negro y Neuquén, estaba constituida de la
siguiente manera: fuerte Choele Choel, fortín Chichinales,
fuerte General Roca, fortín Primera División (Cipolletti),
fortín Vidal (Barda del Medio), fortín Chañar,
fortín Tratayen, destacamento Añelo, fortín Vanguardia,
campamento los Médanos, fortín Paso de los Indios, campamento
los Ramblones, destacamento Huitrín, fuerte Cuarta División
(Chos Malal), todos ellos comunicados por el telégrafo.
A finales del año 1887, con Chos Malal como capital del nuevo
territorio, el camino entre la Confluencia y el asiento de las autoridades
territorianas, cobra un nuevo valor estratégico, y el Destacamento
y Posta del Añelo, se vio rodeado de un incipiente caserío,paso
obligado. Por ello se traslada la oficina telegráfica del fortín
Tratayen a Añelo, con más servicios ya que pasó
a ser oficina telegráfica y postal.
Poco tiempo después en el año 1902, el Dr. Carrasco,
como delegado personal del Ministro del Interior Dr. Joaquín
V. González ,visita la zona en su paso a Chos Malal. Al final
del viaje elabora un informe y cuando habla del Añelo y en
especial de la oficina postal y de telégrafo dice: “...En
todo el camino desde el Neuquén hasta Chos Malal, éste
es el único punto en que hay telégrafo y algunas casas
de comercio...»
Pionero de la estafeta
«La oficina que es a la vez correo y telégrafo,
se encuentra a cargo de un valiente joven de 22 años, Esteban
Guerrero, que está haciendo allí sus primeras armas.
Su oficina es un rancho que él mismo ha trabajado; palo a pique,
revocado con barro y techo de carrizo, que como pasto embarrado. Mostrador
de este material cubierto con una tabla: su aparato, sobre una mesa
de pino(...) su cama, protegida contra el viento del Sur con una manta
sostenida por cuatro clavos (artículo que aquí es de
lujo) y una biblioteca acomodada en uno que fue cajón de kerosene.
(...) ¡Estos son los verdaderos “pioneros” de la
civilización ! Allí se reciben o trasmiten unos trescientos
despachos por mes, que ponen en comunicación a Añelo
con el mundo civilizado...”
(*) Profesor. Presidente de la Junta de Estudios Históricos.
Director del Sistema Provincial de Archivos. Fotos Sistema Provincial
de Archivos (SPA)
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