Día de la madre: En su mayoría el ingreso de la mujer al
mercado laboral se debió a una necesidad económica

Ser madre y trabajadora hoy

 
  La mujer ocupa un rol distinto en la sociedad pasaron de ser consideradas «amas de casa» a ocupar el rol de verdaderas «jefas de hogar».


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  Por CAMILO CIRUZZI

Con los años el rol de la madre cambió. Igual que años atrás son el sustento de las familias, sin embargo su actualidad parece ser más difícil

La frase es remanida y significa mucho más de lo que parece. “Madres eran las de antes”, estaban más preocupadas por sus hijos que por nada en el mundo y esperaban pacientemente el regreso de sus maridos. Cumplían, acataban, sobreprotegían.
En cambio, las mamás de hoy parecen haberse reinventado. El mundo ha cambiado y la imagen romántica de la madre abnegada cuyo fundamento de la vida era su familia puertas adentro ha cambiado con él.
Algunos sostienen que todo tiempo pasado fue mejor. Dicen: “Hombres eran los de antes, Políticos eran los de antes, noviazgos eran los de antes”. Sin embargo, madres siempre son madres sin importar la época en que estén viviendo.

No hace tanto tiempo
Antes las mujeres se parecían entre sí, eran reservadas, cuidadosas, juiciosas, seguían a sus maridos y aceptaban con orgullo ser la señora de...
Poco a poco el modelo fue cambiando. Ser madre ahora, en un altísimo porcentaje de casos, es una decisión, un proyecto de vida que se suma a otros y que se comparte en pareja.
Así los hombres van al parto y las mujeres a la oficina, ellos aprendieron a pujar y las mujeres se hicieron especialistas en tareas del hogar.

Madres de hoy
Hoy la mujer vive en un mundo basado en exigencias, un mundo moldeado de manera masculina y es en ese contexto que se le exige que sea una buena ama de casa, una excelente madre, una muy buena trabajadora y una perfecta amante. También estar espléndida durante las 24 horas del día. Las mujeres de hoy en día viven exigidas por los hombres, ya sean sus padres, jefes o maridos. Están obligadas a hacer todo bien, desde dedicarse al cuidado de los chicos y de la casa hasta desempeñarse bien en el trabajo. 
Los hombres quieren que sus mujeres se ocupen de mantener limpia la casa y además trabajen afuera, que estén flacas y lindas, que sean buenas madres pero sin sobreproteger a sus hijos, y además que sean buenas a la hora del sexo.
Marina López, titular del Consejo Provincial de la Mujer, explica que “ha cambiado la situación económica, las mujeres buscan otras alternativas para sostener el hogar. Antes la mujer no salía de su circuito familiar, en cambio ahora la situación obliga a la mujer a ver a con quién deja en la casa a los hijos, entonces tienen que trasladar a otra persona hábitos que hacen al cuidado de sus hijos y de su casa.”

El mundo laboral
Desde comienzos de la década del 60 se consideró al ingreso de la mujer al ámbito laboral como una aspiración personal y de realización de género por parte del sexo femenino. 
Pero desde mediados de los 80 esto fue cambiando. La mujer comenzó a tomar el papel de principal fuente de ingreso en el hogar incluso superando al hombre en sus ingresos, lo que generó una situación de competencia entre ambos.
Según algunas estadísticas las mujeres trabajan unas 15 horas diarias sumando ambas tareas, o sea el doble de lo que lo hacen los hombres.
Muchas mujeres se niegan a delegar tareas como el cuidado de los niños y el mantenimiento de la casa, por ejemplo. Aunque a veces están obligadas a hacerlo, como por ejemplo llevar a sus chicos a una guardería antes de la edad prevista, para poder cumplir con sus horarios laborales.
Según López “el mercado laboral es muy desigual frente a un hombre y a pesar de la fuerte capacitación la mujer no puede igualar conseguir los mejores puestos de trabajo” El aumento de la precarización laboral femenina se debe a que durante los últimos 15 años las mujeres salieron a buscar trabajo en una proporción mayor que los hombres. Y en casi todos los casos sólo encontraron empleos de tiempo parcial, secundarios y de baja productividad, más proclives a la informalidad.
Difícilmente el vuelco de las mujeres al mercado laboral pueda ser interpretado como un indicador de liberación femenina, sino que más bien se produce por la necesidad de contar con otro ingreso familiar.
López explica que son “las mujeres casadas son las que más salieron a buscar trabajo». Ya sea para complementar los ingresos del jefe de familia o para reemplazarlos, en los casos en que el hombre quedó desocupado. Por eso, se estima que hoy el 25% de los hogares argentinos tiene a una mujer como «jefa de hogar».
Las principales ramas de en las que la mujer se desempeña son las áreas tradicionalmente denominadas femeninas: empleadas domésticas, enfermeras, profesoras, maestras y secretarias. A esto se agregan «los cambios en la familia: más mujeres jefas de hogar, divorciadas o madres solteras», obligadas a salir a buscar empleo. Y destaca que «en estos tiempos de flexibilidad laboral, en ciertas actividades las mujeres consiguen trabajo más fácilmente que los hombres, dado que están dispuestas a aceptar condiciones de trabajo más precarias y con salarios más bajos».
Un dato sobresaliente que marca la notable diferencia entre hombres y mujeres es que estas ganan, en promedio, un 40% menos que los hombres en iguales condiciones educativas. La mayor diferencia salarial se registra a partir de los 40 años. Así, no sólo trabajan en peores condiciones y sin cobertura social, sino que lo hacen más horas y ganan menos.

Antes y ahora
Antes señalaban a las madres solteras como impuras, indecentes, etc. Ahora a las madres solteras las llaman «jefas del hogar». Los tiempos han cambiado, sin duda, a los cuarenta una mujer no es una solterona, sino “una mina bien producida en busca de una pareja cama afuera».
Antes las madres eran mujeres «cama adentro» batiendo huevos para la torta de cumpleaños o amasando tallarines los domingos; y decían con un dejo de orgullo que «...una se casa para aguantar toda la vida...». tomando en cuenta posibles variantes el esquema era ese.
Una mujer debía ser una madre ante todo y una esposa dedicada a las necesidades de su marido; nada de estudiar o trabajar, su deber estaba en la cocina, el lavadero y después con el último resto de libido ser amante. Hoy la libertad es la consigna, sin embargo la realidad es otra. A las funciones tradicionales de la mujer como madre y pilar de la casa, se suman el trabajo precario y desigual frente al hombre. No parece ser cuestión de modificar hábitos solamente. La cultura fálica, moldeada por el hombre a través de siglos sigue absorbiendo áreas que la mujer aborda y vive con más intensidad desde hace algunos años. Cambiar eso es la asignatura siempre pendiente de nuestra sociedad.

Origen del dia de la madre
Se cuenta que la estadounidense Ana Jarvis de Philadelphia, luego de la muerte de su madre en 1905, decide escribirle a religiosos, políticos, abogados y otras personalidades de su época para que la apoyen en su proyecto de celebrar el «Día de la Madre» en el aniversario de la muerte de su madre, el 2do domingo de mayo.
Tuvo muchas respuestas, y en 1910 ya se celebraba en casi todos los estados de Norte América. Viendo la joven Jarvis la gran acogida a su iniciativa, logró que el Congreso de los Estados Unidos presentara un proyecto de ley a favor de la celebración del «Día de la Madre», en todos el país.
En 1914, luego de deliberar y aprobar el proyecto, el Presidente Woodrow Wilson firmó la petición que proclamaba el «Día de la Madre» como día de fiesta nacional, festejado el segundo domingo del mes de mayo.
Posteriormente otros estados se fueron sumando a la celebración, festejándose actualmente en más de 40 países, que si bien difieren a veces en la fecha, no tiene otro fin que rendir homenaje y enaltecer a ese ser que da todo

Ayer y hoy

Ayer
Madre sumisa y abnegada. trabajadora del hogar.
La familia era lo primero, es decir sus hijos y marido.
Permanecía en un circuito interno familiar.
Si trabajaba fuera del hogar lo hacía en trabajos considerados “femeninos”. Secretaria, docente, empleada doméstica, industria textil, etc.
Su capacitación era en su mayoría primaria y secundaria.

Hoy
Se ha incorporado al mercado laboral y pelea palmo a palmo con el hombre por los puestos de trabajo.
La familia se articula de otra manera por el nuevo rol de la madre, pero sigue siendo preeminente para la madre.
Se capacita mucho más que el hombre para mejorar su desempeño en el mundo laboral, lo que le permite tomar trabajos que antes le estaban vedados.

El cambio
Las relaciones familiares han cambiado al compás de las variaciones económicas y culturales. Entre las primera la crisis lleva a la mujer a salir a buscar trabajo para aportar un ingreso más a la casa. En muchos casos es el único ingreso. Sale la mujer de los trabajos típicamente femeninos y compite, aún en desventaja, por todos los trabajos.
En lo referente a los cambios culturales, ligados estrechamente a los económicos, la existencia de más confort y el desempeño en el mercado laboral ampliaron los horizontes de expectativas y modificaron pautas de conductas en las mujeres.

La mujer en la economía nacional

Según el INDEC, las mujeres están en el sector más golpeado por el empleo en negro o «precarización» del trabajo. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, en 1991 había en esa condición un 4% más de mujeres que hombres. Actualmente esa brecha creció a más de 30%.
Ahora las estadísticas revelan que el 52,1% de las mujeres asalariadas trabaja «en negro». Esto también muestra un incremento desde 1991, cuando ese nivel alcanzaba al 38,3%.
En otras cifras se estima que las mujeres que trabajan en el circuito negro de la economía —sin derecho a beneficios como la jubilación y la obra social— ascienden a 2,1 millones, sobre un total de cuatro millones de asalariadas.
Se calcula que sobre 14 millones de personas ocupadas en las ciudades y el campo, el 40% son mujeres (5,6 millones). Y de ese total cuatro millones son asalariadas o reciben un sueldo (la otra parte, mayormente cuentapropistas, no se toma en cuenta para el cálculo de trabajo «en negro»).
Las mujeres más afectadas por la precarización laboral son las que tienen más de 50 años y las menores de 29 años. Según la calificación laboral, la mayor proporción se registra entre el personal no calificado (fundamentalmente servicio doméstico). También es elevado entre las empleadas y operarias fabriles y, en menor proporción, entre las mujeres profesionales y técnicas.
A pesar de esta situación, cuando se observa lo que ocurre en el espectro de las mujeres ocupadas, «en blanco», surge que tienen un nivel de educación superior al de los hombres. Por ejemplo, el 34,2 por ciento de las mujeres ocupadas tiene estudios terciarios o universitarios incompletos o completos, contra apenas el 21,9 por ciento que se registra entre los hombres.

Más presencia en servicios

Neuquén > Al analizar la distribución ocupacional, surgen claramente dos tendencias claramente definidas. Las mujeres están concentradas en los sectores de servicios, y cuando su participación en otros sectores es importante, están sobre representadas en las tareas no calificadas. Por lo tanto, las posiciones que representan mayores ingresos están concentradas en los hombres.
Con respecto a las tareas directivas, los hombres ocupan el 56% de los puestos disponibles. Si bien la diferencia no es grande, marca una tendencia. Cuando analizamos el sector de actividades administrativas, jurídicas, financieras y de información, vemos que el 56% de los puestos disponibles en ese sector están ocupados por mujeres. Pero analizando la calificación, surge que si bien son mayoría, están concentradas en tareas operativas (66%) y no calificadas (67%), y que el 66% de las tareas técnicas y profesionales están en manos de los hombres. En el sector de comercio, transporte, almacenamiento y comunicación, el 72% son hombres. Las tareas de mayor jerarquía son ocupadas por hombres en un 81%, así como las operativas, en un 89%. Tanto en el sector de servicios sociales básicos como en el de servicios varios, las mujeres están sobre representadas, y ocupan la mayoría de los puestos de mayor jerarquía. Debido a la presencia del servicio doméstico en esta última categoría, las mujeres también representan el 78% de los puestos no calificados. Como es de esperar, el sector industrial está ocupado prácticamente en su mayoría por hombres, un 93%, donde ellos realizan prácticamente todas las tareas. Donde se encuentra la mayor diferencia es en el sector de apoyo tecnológico, donde las mujeres prácticamente no participan.
Los hombres son los que ocupan las posiciones de mayor jerarquía, pero son las mujeres las que muestran mejores indicadores de estudios universitarios. Además, si estudiamos las tasas correspondientes a los diferentes grupos de edades, se observa que las mujeres tienen mejores indicadores para este nivel educativo para todos los grupos de edades, salvo los correspondientes a mayores de 60 años.

 

 


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