En El Vaticano se sigue especulando
con el sucesor del primer papa no italiano de la historia del catolicismo.
Cuidad del Vaticano (Reuters) > El
Papa Juan Pablo II cumplió ayer su vigésimosexto aniversario
como pontífice, desafiando los pronósticos médicos
y confundiendo las predicciones sobre su posible sucesor.
Debilitado por el mal de Parkinson, imposibilitado de caminar, a veces
sin poder hablar, el pontífice de 84 años ha desafiado
las predicciones prematuras de su inminente final durante los últimos
10 años.
Actualmente es el tercer Papa que más tiempo estuvo en el cargo.
Sólo San Pedro y Pío IX estuvieron más tiempo,
ambos por más de treinta años en el siglo I en y en
el XIX, respectivamente.
Un colaborador cercano del Papa dijo recientemente a los periodistas
que un número de cronistas y críticos que predijeron
erróneamente su muerte durante la última década
«ya se encuentran en el paraíso».
Pero aunque algunos de sus críticos puedan estar en el paraíso,
¿es realmente el Papa el que está al frente del negocio
aquí en la Tierra?
Los colaboradores dicen que sí. Los críticos, que no.
La pluma
«Aún está a cargo, firma documentos y designa
obispos», dijo un colaborador que pidió no ser identificado.
El Papa recibió el viernes a tres obispos, un cardenal, un
grupo de peregrinos y asistía a un concierto en su honor que
ofrecían la banda y el coro del Ejército Rojo de Rusia.
Los críticos dicen que no está al frente, o al menos,
no como debería hacerlo.
«La Iglesia atraviesa lo que se podría llamar un caso
de tristeza, la tristeza del fin de un reinado que parece que no va
a terminar nunca, marcado por la enorme fragilidad física del
Papa», escribió el semanario francés católico
izquierdista Temoignage Chretien.
En su nuevo libro, «The Pontiff in Winter» («El
Pontífice en Invierno») el escritor británico
John Cornwell dice que el Papa usualmente se mantiene distante en
las reuniones privadas, y el autor sugiere que el Vaticano está
dirigido por los colaboradores del Papa.
«Por seis años, gradualmente y sin percepción
del público, Juan Pablo II ha dejado cada vez más aspectos
de la conducción de la Iglesia a otros», escribe Cornwell.
¿Obstinado o heroico?
Pero lo que Cornwell considera un «aferramiento tenaz al poder»
del Papa por la negativa a dejar su lugar, sus partidarios dicen que
es un testimonio del heroísmo cristiano.
Juan Pablo II ha dejado una huella conservadora sobre su Iglesia de
miles de millones de almas, al designar casi a la totalidad de cardenales
que elegirán a su sucesor en un cónclave secreto después
de su muerte.
Pero los candidatos en la lista de sucesión aparecen y se desvanecen
como la niebla matinal sobre la plaza San Pedro en invierno.
En 1994 la revista de un importante periódico de Estados Unidos
publicó una historia de portada sobre su declinación
y nombró a seis posibles sucesores.
Sólo dos aun tienen posibilidades. Los restantes han muerto,
renunciado o cumplieron 80 años - edad límite para que
un cardenal pueda participar de un cónclave. |