Por HERNAN GIL Nació
en Córdoba, llegó al éxito a través de
su programa en Canal 13, el cual tuvo que sacar del aire. Pero volvió
a hacerlo desde su provincia.
Neuquén > En una extraña combinación
de mitos e historia, se cree que el nacimiento del payaso -como se
conoce en la actualidad- nació hace unos cuatro mil años
en la antigua China. Se trataba de un bufón llamado Yusze,
que servía en la corte del emperador Chiiu Shih Huang-Ti, quien
es el responsable de la construcción de la muralla china. La
leyenda cuenta que el atrevido bufón se encargó de sugerirle
al emperador que no pintara la muralla china, intentando salvar cientos
de vidas y años de trabajo. Y el emperador cedió.
Con esta teoría se encontraría el origen de los bufones,
aquellos extraordinarios personajes que tenían la extraña
posibilidad de burlarse de un rey en tiempos violentos y monárquicos.
Claro, en cuanto se sobrepasaban aunque sea un poquito, les cortaban
las cabezas. No era un trabajo sencillo.
Años más tarde -apróximadamente 2000 a.c- surgen
en Grecia lo que luego de convertirían en atelanas (se presentaba
una obra teatral y los payasos aparecían en los intermedios
o al final interpretando una versión cómica de la obra),
una tradición también romana.
El poeta griego Homero habla de Tersites, el encargado de hacer reír
a los guerreros. También el poeta Virgilio cuenta las historias
de Ager, en la que hombres cn máscaras y maquillados representaban
costumbres e improvisaban diálogos.
Cambio
Cuando el emperador romano Silvestre se convierte al catolicismo (la
leyenda cuenta que lo decidió luego de que un católico
lo salvara de la lepra), desaparecieron los teatros y, también,
las famosas atelanas. Allí, los bufones comenzaron a deambular
por plazas y mercados, convirtiéndose casi en nómades.
Las historias de los bufones de la corte se sucedieron durante toda
la Edad Media, y una de las anécdotas que quizás refleja
en mayor parte esa delgada línea entre la risa y la muerte
es la de Jeffery Hudson, quien fue el último bufón de
la corte de Inglaterra. Cuenta la historia que el rey Carlos y la
reina Enriqueta María estaban comiendo con el duque de Cuckingham.
Cuando estaban dispuestos a cortar la torta traída por los
sirvientes, el bufón de menos de medio metro de altura salió
desde dentro de la torta.
Moderno
Se considera como el primer payaso moderno a Giuseppe Grimaldi. Nacido
en 1778, comenzó a actuar a los dos años y fue mimo
y cómico. Según asegura hasta el propio Charles Dickens
(encargado de escribir su biografía), fue el precursor del
clown. Una de las anécdotas más divertidas de Grimaldi
es que parece que no era un hombre muy alegre. Se dice que fue una
vez al médico y este le aseguró que estaba bien, que
no tenía problemas físicos. «Usted necesita algo
que lo alegre, vaya a verlo a Grimaldi, él lo hará reír»,
le dijo. «Pero doctor, yo soy Grimaldi», le contestó.
Clowns y augustos
Parecidos, pero diferentes. Así podría denominarse a
estas dos personajes. El clown vestía de manera rcatada, con
lentajuelas y la cara maquillada. Era reaccionario y hasta conservador.
El augusto (el apodo alemán para las personas torpes) era todo
lo contrario. Sus disfraces eran coloridos, grandes y usaba zapatillas
enormes. Era rebelde y ácido.
A partir de 1826, la modalidad de diálogo entre el clown y
el augusto se convierte en furor. Y así comienzan a surgir,
con el tiempo, payasos como Tony Grice y Grock.
Argentina
En nuestro país, la historia de los payasos -o al menos algunos
que pueden ser incluídos en este relato - contiene nombres
importantes, como Pepe Biondi, Pepito Marrone, Firulete y Cañito,
Carlitos Scazziota y su «salta violeta», Pipo Pescar,
Alberto Olmedo y Carlitos Balá.
Sin embargo, la vuelta a la popularidad del estereotipo de payaso,
como se lo conoció en los últimos tiempos, llegó
con el éxito de Piñón Fijo.
Nacido en Dean Funes, Córdoba, Fabián Alberto Gómez,
es un hombre simple, pero que esconde un fenómeno tanto artístico
como comercial. Con su «chu chu ua» se metió rápidamente
en el corazón y en la fama de toda la Argentina.
Pese a esto, él no se considera un payaso. «Tengo esa
fisonomía pero, para mí, el verdadero payaso es el que
está en el circo, conoce bien los recursos circeneses y maneja
el absurdo», cuenta.
Su programa de televisión se consolidó como un clásico.
Pero, en su momento de mayor fama, se retiró de la pantalla
chica atacado por una serie de cuestiones que iban desde una supuesta
negación a visitar a dos chicos enfermos hasta mensajes satánicos
en sus canciones.
«Muchas veces me sentí muy vapuleado. También
injustamente atacado. En la intimidad de algún recital de Neuquén,
decidí levantar mi programa del aire. Fue en el estadio Ruca
Che me acuerdo. Pensé que lo mejor era sacarlo del aire y parar
con esto, porque si hay una persona que me tiene tanto odio, tengo
que por lo menos digerirlo, ver porqué. Por suerte, pude volver
hacer mi programa, pero desde Córdoba. Valió la pena».
Cinco meses después de aquel momento, el hombre volvió
a la pantalla de Canal 13, pero desde Córdoba, su provincia
natal. «No se si triunfo. Fue un logro. Una muestra de que la
vida es una sola. Y en ella tenés que demostrarte a vos mismo
–más allá de la fama y el dinero- que en el oficio
uno marca una diferencia.»
Desde allí, se consolidó como un fenómeno que
tiene varias aristas. En definitiva, es el payaso del siglo XXI, con
las cualidad históricas del payaso sumado a sus dotes de músico
y conductor.
Sin fronteras
Payasos Sin Fronteras es una ONG de ámbito internacional y
de carácter humanitario, con un doble objetivo: mejorar la
situación psicológica de las poblaciones de campos de
refugiados y zonas en conflicto, mediante las actuaciones de artistas
y talleres; y sensibilizar nuestra sociedad sobre la situación
de las poblaciones afectadas y promover actitudes solidarias. Con
la utilización de la risa como medio terapéutico para
aligerar la presión psicológica especialmente de los
niños y niñas de estas poblaciones, Payasos Sin Fronteras
organiza expediciones de artistas a los territorios afectados. Al
mismo tiempo, en los países donde está establecida,
organiza actos para promover las actitudes solidarias.
Opinión
Desafío permanente
Por PIÑÓN FIJO
Neuquén > Trabajar con chicos no es una
tarea sencilla. Algunos me preguntan si soy un educador. Particularmente,
hace un tiempo me he impuesto el objetivo de que mis canciones lleguen.
Si estas son herramientas de un verdadero educador, entonces me doy
por realizado, aunque los verdaderos educadores sean los padres y
maestros. Si lo que yo hgo sirve como herramienta para educar a un
niño, genial.
Trabajar con los más pequeños es un desafío permanente.
Hay que respetarle los tiempos y la dinámica de comunicación
que tienen. Gracias a Dios, ellos no tienen mucho que ver con el mundo
adulto. Tienen una frecuencia distinta a los grandes y uno, como mayor,
busca tratar de ingresar en su mundo.
Sin embargo, me pasa que ver a los padres copadísimo con el
show como si estuvieran en un recital de nuestra generación
está barbaro. Ese clima lo arman los padres y tienen que ver
la expectativa de ver al payaso. Es imborrable y un milagro precioso
confluir seres de dos y tres años y un abuelo. Que alguien
pueda tener la capacidad de confluir un mensaje así y de pasarla
bien, esta muy bueno.
Todos viven el mismo clima. Es algo que me ha regalado la vida y he
tratado de alimentar a través de la experiencia de animar cumpleaños.
Cuando hacía eso, me metía en la intimidad de una familia.
De manera instantánea, tenía que ver cuantos grandes
eran y que onda. Además, en cinco minutos hacía una
lectura sobre esa realidad doméstica. Esa experiencia me sirve
mucho hoy en día al estar ante tres mil personas. |