Más de 1.500 espectadores presenciaron
el festival “Centenario en pie de guerra”, que se realizó
en el gimnasio Virgen de Luján. Neuquén
> El hijo pródigo volvió a su tierra y saldó
una cuenta pendiente. El reloj marca las 3 de la mañana de
un sábado distinto y en la soledad de unas de las aulas del
Colegio Parroquial –utilizada en esta oportunidad como un improvisado
vestuario- Aldo Ríos se toma un respiro luego tantas muestras
de cariño, esboza una sonrisa y suelta la frase: “se
lo debía a toda esta gente. Fue una noche inolvidable y el
final, no podía ser mejor”.
Desde aquel 17 de marzo del ’97, cuando debutó como profesional
con una victoria ante Cecilio Ramírez, hasta la madrugada de
ayer con su exitosa defensa del título sudamericano de los
ligeros, hemos compartido distintas sensaciones: la frustración
en la majestuosidad del Mandalay Bay en Las Vegas o el dolor en la
lejana Budapest; pero como olvidar aquellas noches mágicas,
en la FAB (tras el paseo inolvidable que le propinó al cordobés
Rocky Giménez) o el año pasado en el Ruca Che, cuando
destronó a Fabián Tejeda con un nocaut soñado
en el primero.
Pero esta vez, la estupenda victoria que concretó ante el santiagueño
Cristian Paz tuvo un sabor especial. Fue aquí, en casa, junto
a sus afectos y ante su gente, que debió esperar siete años
para tributarle al fin su cariño.
Y vaya si cumplió con creces. El “Galán”
le regaló a su pueblo un estupendo nocaut en el octavo capítulo,
con una actuación sólida, con pasajes de altísimo
nivel y demostrando, una vez más, que en el país no
existe un rival que pueda complicarlo.
Dominio total
Las estadísticas dirán que el pleito entre Ríos
y Paz se definió al minuto 42 segundos del octavo round, cuando
voló la toalla desde el rincón del nativo de Añatuya,
decretando el nocaut técnico. Pero la historia comenzó
a definirse en el cuarto capítulo, cuando Aldo arrinconó
a su rival contra las cuerdas y lo tuvo al borde del nocaut, tras
propinarle una seguidilla de golpes certeros.
Desde allí y hasta el momento de la definición fue un
monólogo del “Galán”. Durante ese lapso,
el centenariense deleitó a los más de 1.500 espectadores
que colmaron el gimnasio Virgen de Luján con un boxeo de alto
nivel técnico y hasta se dio el lujo de castigar sin piedad
al guapo púgil santiagueño para sumar el séptimo
nocaut a su carrera.
“Galán” volvió a su tierra y el pueblo lo
disfrutó como nunca.
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