Frances Mayes toma la decisión de mudarse
a Toscana, donde compra una pequeña casa. Ya en la Toscana, otra
mujer, la hedonista Katherine la anima angelicalmente a disfrutar de
la vida mientras pueda. Frances lo intenta y se deja seducir por el
Martini, un amable y atractivo corredor de fincas que la ayuda a comprar
«Bramasole», una preciosa villa de la que ha quedado prendada.
Cuando un italiano increíblemente guapo llamado Marcello se cruza
en su camino, Frances siente que todo su ser vuelve a la vida. La felicidad
le hace señas.