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Por ELSA BEZERRA (*)
Instantes irrepetibles de la historia de los inmigrantes
que se aquerenciaron en el caserío de la nueva capital formando
una familia con apetencias de progreso
El Neuquén de la década de 1910 cobijó a italianos
y españoles y a todo un crisol de nacionalidades que arribaron,
se asentaron y trabajaron duro para el desarrollo de la ciudad.
Estas familias de inmigrantes llegaron a estas tierras del triángulo
en busca de un porvenir mejor, y en el intento de lograr su desarrollo
personal.
El dolor del desarraigo
Soportaron estoicamente los sinsabores y añoranzas del desarraigo,
de la lejanía de sus seres queridos muchas veces no vueltos
a ver, pero siempre guiados por el implacable espíritu de superación.
Aquel Neuquén, del viento, de los médanos, de las bardas,
de un paisaje agreste que se fue transformando poco a poco hasta convertirse
en la ciudad más importante de la Patagonia.
Entre los tantos italianos de la primera hora rescatamos a la “Familia
Moriconi”.
Desde Farnese una comuna de la Provincia de Viterbo, cercana a la
ciudad de Roma llegó a la Argentina a principios de la década
de 1910 Don Ángel Moriconi, hijo de Luis Moriconi y de Victoria
Testa, nacido en 1876.
Casado en Farnese por la iglesia el 27 de marzo de 1905 con María
Anzini hija de Mariano Anzini y de Magdalena Spinaroli, nacida también
en Farnese en 1884. Del matrimonio nacieron tres hijas italianas,
Gabriela el 29 de enero de 1906, Victoria el 20 de noviembre de 1907
y María Luisa el 2 de septiembre de 1909. Ante la partida del
esposo a la Argentina, María queda con sus padres en su tierra
natal esperando el momento en que podrían viajar a la Argentina
para integrar el hogar con su cónyuge.
Pioneros neuquinos
En 1913 ya esta instalada esta familia de pioneros en Neuquén
y el primer trámite que realizan es consagrar su matrimonio
civil, ya que en Italia lo habían hecho por la iglesia.
El acta matrimonial lleva el Nº 1 de fecha 11 de enero de 1913,
labrada ante el juez de Paz y encargado del Registro Civil Don Miguel
Mango, el mismo que años después fuera durante varios
períodos el Presidente del Concejo Municipal de la Ciudad.
Fueron testigos de este acto don Ferrucio Verzegnassi, de nacionalidad
austriaco, quien fuera el primer farmacéutico de la ciudad
dueño de la Farmacia La Cordillera.
La cuarta hija del matrimonio Argentina nacería en Neuquén,
al igual que sus cuatro hijos varones: Teodoro Ángel, Américo,
Luis Renato y Adolfo Mario.
Don Ángel, de oficio zapatero, primero se dedicó a esta
actividad y luego compró una chacra cercana a lo que es hoy
Canal 5, dedicándose a la agricultura, donde se instaló
al principio con su familia, mientras construyeron su vivienda familiar
en la calle Santa Fe 241, aquí nacieron sus hijos neuquinos,
esa casa aún hoy se conserva en su estructura original con
algunas reformas.
Eran tiempos muy duros, de trabajo intenso, el clima inhóspito,
los vientos azotaban el pequeño poblado, el frío era
insoportable y difícil de menguar, las viviendas precarias
y escasas para la población que llegaba desde diferentes lugares.
Fue entonces al ver la necesidad de habitaciones para alojar a los
que llegaban a la capital, empleados de correos, ferroviarios, maestros,
obreros de diferentes oficios, que “Los Moriconi”, deciden
ampliar las instalaciones de su casa en un amplio terreno sobre la
calle Santa Fe, construyendo pieza y sanitarios y abrir una pensión,
la misma era recomendada inmediatamente a los recién llegados
que preguntaban donde podían alojarse al bajar del tren en
la Estación del Ferrocarril.
La atención de la cocina para preparar el almuerzo y cena de
los pensionistas estaba a cargo de la Nona así apodaban a Doña
María y de su hija Victoria.
Nace la “Pensión”
“La Pensión Moriconi” fue famosa y muy acreditada
en su tiempo, rodeada de árboles y plantas frutales, con un
parral inmenso que en verano, con su sombra servía de galería
donde se juntaban los pensionistas a tomar mate, jugar a las cartas
o a los dados. Se sentían como en su casa, un trato cordial
y un confortable alojamiento a sólo dos cuadras de la Avenida
Argentina. La “Pensión Moriconi”, integra un trozo
de la historia de la ciudad. Teodoro uno de los hijos, contaba a la
familia que su madre recordaba que cuando se produjo la evasión
de los presos en 1916 el Gobernador Eduardo Elordi, se refugió
en esa casa, memorioso contaba “...llegó corriendo por
entre los médanos y agitado con el Mauser en la mano. Ahí
se escondió hasta que se enfriaron los ánimos...”.
Don Ángel Moriconi falleció el 21 de noviembre de 1942,
el acta de defunción la firma uno de los pioneros de la medicina
en la ciudad el Dr. Eduardo Castro Rendón.
Ante la desaparición de Don Ángel llega a Neuquén
para ayudar a su hermana Noé Anzini, que elegirá esta
ciudad para asentarse definitivamente.La pensión funcionó
hasta mediados de la década del 50, pasando luego a ser hospedaje,
siendo atendida por el Tío Noé, así se lo conocía
en la ciudad ignorando muchos su apellido, se cerró definitivamente
a mediados del 70.
En la década del 50, Victoria empezó a dedicarse a otra
actividad, el cultivo de platas y flores en ese gran predio sobre
la calle Santa Fe. Las tierras fueron convertidas en un gran vivero,
realizó cursos en Buenos Aires sobre jardinería y sobre
el arte de realizar arreglos florales, primero fue un emprendimiento
que se realizaba en el domicilio y a mediados de los 50 se inauguró
la tradicional “Florería Santo Domingo”, llamada
así por su único hijo Dominguito, este rubro comercial
por muchos años fue el único en la ciudad, Victoria
fue pionera en el arte de arreglos florales, todas las novias de la
época llevaban ramos que ella con esmero y buen gusto preparaba.
La florería cerró sus puertas en enero de 1993, hoy
el salón es ocupado por una coqueta boutique. María
Anzini fallece el 20 de junio de 1967.
Gran Victoria
Victoria fue el alma mater de la familia apoyó a sus
hermanos en sus diferentes actividades, todos vivieron en Neuquén,
las mujeres dedicadas a sus hogares, sólo Victoria se dedicó
a la Pensión y luego al comercio en su florería. Los
varones, Teodoro primero ingresó a la policía territoriana
y luego con su hermano Luis ingresaron al Correo donde se jubilaron
con cargos directivos, Américo ingresó en la policía
y se jubiló como Comisario, y Adolfo, el menor se recibió
de Ingeniero Civil ejerciendo su profesión particularmente
y desempeñándose como funcionario en la Municipalidad
de Neuquén, falleció recientemente el 12 de agosto.
Los hermanos Moriconi en sus matrimonios se emparentaron con las familias
Altube, Raffo, Borrini, Lalaurette, Guerro Crespo, Durán.
Una referencia especial para Victoria ya que ejerció una especie
de matriarcado en la familia y ha sido reconocida por la comunidad
italiana como una ciudadana ilustre, el 7 de junio de 1992 en un acto
que se llevó a cabo en la Sociedad Italiana de Cipolletti,
el Gobierno Italiano le otorgó a Doña Victoria Moriconi
de Raffo, la Orden de Mérito en el Grado de “Cavalier”,
consistente en dos medallas y un diploma de la Orden firmado por el
presidente de Italia Giulio Andreotti. Pocos días después
el 8 de agosto de 1992, esta mujer luchadora tenaz, infatigable en
su trabajo, fallecía a los 85 años
Capítulo aparte merece Teodoro, el único que abrazó
la política, peronista de alma, fue uno de los que conformó
el partido Justicialista en Neuquén, amigo personal del General
Perón. Pese a su larga trayectoria en el partido nunca ocupó
cargos políticos, en 1973 fue como candidato a Senador en segundo
lugar, pero no llegó al cargo. Cuando vivía las paredes
del living de su casa estaban pobladas de cuadros que lo mostraban
con el General, algunos con dedicatoria y firma de Perón.
Hoy viven en Neuquén los nietos y bisnietos neuquinos, la tercera
y cuarta generación de los Moriconi, herederos de una estirpe
de trabajadores, que llegaron a estas tierras con la esperanza y el
desafío de aportar con su accionar a la concreción de
esta progresista ciudad.
(*) Miembro de la Junta de Estudios Históricos de
Neuquén. Fotos: familia Moriconi.
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