Año del centenario de la ciudad de Neuquén

En 1916, durante la fuga de presos
Elordi se refugió dentro de la pensión

 
 
La familia unida. Sentados en el centro don Angel Moriconi y su esposa María Anzini rodeados por sus hijos, nueras, yernos y nietos.
En 1913 se instala el zapatero don Ángel Moriconi. Años después en su casa de la calle Santa Fe se aventuró alquilando habitaciones.

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Por ELSA BEZERRA (*)

Instantes irrepetibles de la historia de los inmigrantes que se aquerenciaron en el caserío de la nueva capital formando una familia con apetencias de progreso

El Neuquén de la década de 1910 cobijó a italianos y españoles y a todo un crisol de nacionalidades que arribaron, se asentaron y trabajaron duro para el desarrollo de la ciudad.
Estas familias de inmigrantes llegaron a estas tierras del triángulo en busca de un porvenir mejor, y en el intento de lograr su desarrollo personal.

El dolor del desarraigo
Soportaron estoicamente los sinsabores y añoranzas del desarraigo, de la lejanía de sus seres queridos muchas veces no vueltos a ver, pero siempre guiados por el implacable espíritu de superación.
Aquel Neuquén, del viento, de los médanos, de las bardas, de un paisaje agreste que se fue transformando poco a poco hasta convertirse en la ciudad más importante de la Patagonia.
Entre los tantos italianos de la primera hora rescatamos a la “Familia Moriconi”.
Desde Farnese una comuna de la Provincia de Viterbo, cercana a la ciudad de Roma llegó a la Argentina a principios de la década de 1910 Don Ángel Moriconi, hijo de Luis Moriconi y de Victoria Testa, nacido en 1876.
Casado en Farnese por la iglesia el 27 de marzo de 1905 con María Anzini hija de Mariano Anzini y de Magdalena Spinaroli, nacida también en Farnese en 1884. Del matrimonio nacieron tres hijas italianas, Gabriela el 29 de enero de 1906, Victoria el 20 de noviembre de 1907 y María Luisa el 2 de septiembre de 1909. Ante la partida del esposo a la Argentina, María queda con sus padres en su tierra natal esperando el momento en que podrían viajar a la Argentina para integrar el hogar con su cónyuge.

Pioneros neuquinos
En 1913 ya esta instalada esta familia de pioneros en Neuquén y el primer trámite que realizan es consagrar su matrimonio civil, ya que en Italia lo habían hecho por la iglesia.
El acta matrimonial lleva el Nº 1 de fecha 11 de enero de 1913, labrada ante el juez de Paz y encargado del Registro Civil Don Miguel Mango, el mismo que años después fuera durante varios períodos el Presidente del Concejo Municipal de la Ciudad.
Fueron testigos de este acto don Ferrucio Verzegnassi, de nacionalidad austriaco, quien fuera el primer farmacéutico de la ciudad dueño de la Farmacia La Cordillera.
La cuarta hija del matrimonio Argentina nacería en Neuquén, al igual que sus cuatro hijos varones: Teodoro Ángel, Américo, Luis Renato y Adolfo Mario.
Don Ángel, de oficio zapatero, primero se dedicó a esta actividad y luego compró una chacra cercana a lo que es hoy Canal 5, dedicándose a la agricultura, donde se instaló al principio con su familia, mientras construyeron su vivienda familiar en la calle Santa Fe 241, aquí nacieron sus hijos neuquinos, esa casa aún hoy se conserva en su estructura original con algunas reformas.
Eran tiempos muy duros, de trabajo intenso, el clima inhóspito, los vientos azotaban el pequeño poblado, el frío era insoportable y difícil de menguar, las viviendas precarias y escasas para la población que llegaba desde diferentes lugares.
Fue entonces al ver la necesidad de habitaciones para alojar a los que llegaban a la capital, empleados de correos, ferroviarios, maestros, obreros de diferentes oficios, que “Los Moriconi”, deciden ampliar las instalaciones de su casa en un amplio terreno sobre la calle Santa Fe, construyendo pieza y sanitarios y abrir una pensión, la misma era recomendada inmediatamente a los recién llegados que preguntaban donde podían alojarse al bajar del tren en la Estación del Ferrocarril.
La atención de la cocina para preparar el almuerzo y cena de los pensionistas estaba a cargo de la Nona así apodaban a Doña María y de su hija Victoria.
Nace la “Pensión”
“La Pensión Moriconi” fue famosa y muy acreditada en su tiempo, rodeada de árboles y plantas frutales, con un parral inmenso que en verano, con su sombra servía de galería donde se juntaban los pensionistas a tomar mate, jugar a las cartas o a los dados. Se sentían como en su casa, un trato cordial y un confortable alojamiento a sólo dos cuadras de la Avenida Argentina. La “Pensión Moriconi”, integra un trozo de la historia de la ciudad. Teodoro uno de los hijos, contaba a la familia que su madre recordaba que cuando se produjo la evasión de los presos en 1916 el Gobernador Eduardo Elordi, se refugió en esa casa, memorioso contaba “...llegó corriendo por entre los médanos y agitado con el Mauser en la mano. Ahí se escondió hasta que se enfriaron los ánimos...”.
Don Ángel Moriconi falleció el 21 de noviembre de 1942, el acta de defunción la firma uno de los pioneros de la medicina en la ciudad el Dr. Eduardo Castro Rendón.
Ante la desaparición de Don Ángel llega a Neuquén para ayudar a su hermana Noé Anzini, que elegirá esta ciudad para asentarse definitivamente.La pensión funcionó hasta mediados de la década del 50, pasando luego a ser hospedaje, siendo atendida por el Tío Noé, así se lo conocía en la ciudad ignorando muchos su apellido, se cerró definitivamente a mediados del 70.
En la década del 50, Victoria empezó a dedicarse a otra actividad, el cultivo de platas y flores en ese gran predio sobre la calle Santa Fe. Las tierras fueron convertidas en un gran vivero, realizó cursos en Buenos Aires sobre jardinería y sobre el arte de realizar arreglos florales, primero fue un emprendimiento que se realizaba en el domicilio y a mediados de los 50 se inauguró la tradicional “Florería Santo Domingo”, llamada así por su único hijo Dominguito, este rubro comercial por muchos años fue el único en la ciudad, Victoria fue pionera en el arte de arreglos florales, todas las novias de la época llevaban ramos que ella con esmero y buen gusto preparaba. La florería cerró sus puertas en enero de 1993, hoy el salón es ocupado por una coqueta boutique. María Anzini fallece el 20 de junio de 1967.

Gran Victoria
Victoria fue el alma mater de la familia apoyó a sus hermanos en sus diferentes actividades, todos vivieron en Neuquén, las mujeres dedicadas a sus hogares, sólo Victoria se dedicó a la Pensión y luego al comercio en su florería. Los varones, Teodoro primero ingresó a la policía territoriana y luego con su hermano Luis ingresaron al Correo donde se jubilaron con cargos directivos, Américo ingresó en la policía y se jubiló como Comisario, y Adolfo, el menor se recibió de Ingeniero Civil ejerciendo su profesión particularmente y desempeñándose como funcionario en la Municipalidad de Neuquén, falleció recientemente el 12 de agosto.
Los hermanos Moriconi en sus matrimonios se emparentaron con las familias Altube, Raffo, Borrini, Lalaurette, Guerro Crespo, Durán.
Una referencia especial para Victoria ya que ejerció una especie de matriarcado en la familia y ha sido reconocida por la comunidad italiana como una ciudadana ilustre, el 7 de junio de 1992 en un acto que se llevó a cabo en la Sociedad Italiana de Cipolletti, el Gobierno Italiano le otorgó a Doña Victoria Moriconi de Raffo, la Orden de Mérito en el Grado de “Cavalier”, consistente en dos medallas y un diploma de la Orden firmado por el presidente de Italia Giulio Andreotti. Pocos días después el 8 de agosto de 1992, esta mujer luchadora tenaz, infatigable en su trabajo, fallecía a los 85 años
Capítulo aparte merece Teodoro, el único que abrazó la política, peronista de alma, fue uno de los que conformó el partido Justicialista en Neuquén, amigo personal del General Perón. Pese a su larga trayectoria en el partido nunca ocupó cargos políticos, en 1973 fue como candidato a Senador en segundo lugar, pero no llegó al cargo. Cuando vivía las paredes del living de su casa estaban pobladas de cuadros que lo mostraban con el General, algunos con dedicatoria y firma de Perón.
Hoy viven en Neuquén los nietos y bisnietos neuquinos, la tercera y cuarta generación de los Moriconi, herederos de una estirpe de trabajadores, que llegaron a estas tierras con la esperanza y el desafío de aportar con su accionar a la concreción de esta progresista ciudad.

(*) Miembro de la Junta de Estudios Históricos de Neuquén. Fotos: familia Moriconi.

 

 


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