El mejor regional fue Miguel Angel
Nonnenmacher, quien finalizó décimo en la general y octavo
en su clase. Neuquén > Se esperaba
una definición apasionante. Luego de una primera etapa donde
Federico Villagra y Sebastián Beltrán no se sacaron
ventajas a lo largo de las siete pruebas especiales, la jornada del
domingo amenazaba con convertirse en epicentro de una batalla épica
por la punta del grupo N-4. Pero nada de eso sucedió. En los
tres primeros especiales de la segunda etapa, el Coyote se despachó
con una actuación tan sorprendente, como aplastante y liquidó
el pleito y las esperanzas de un final reñido entre los dos
pilotos más rápidos de la actualidad.
Porque demás está decir que tanto Luis Pérez
Companc (Toyota Corolla), el cómodo y justo ganador de la carrera,
como Juan Pablo Raies (Toyota Corolla), que no tuvo una buena Manzana
por problemas en su auto, cuentan con máquinas mas potentes
y están en otra historia. De cualquier manera, lo del porteño
fue brillante. Cada vez más firme al comando de un auto fantástico,
el de Escobar ganó la carrera de punta a punta, sin errores
y con un andar demoledor.
Villagra, imparable
Así, el verdadero espectáculo queda siempre
en manos de los pilotos de la clase N-4. Paridad que dura lo que un
suspiro. El mismo tiempo que tarda Villagra en decidirse a marcar
la diferencia y todo vuelve a la normalidad. Es decir, con el Coyote
regulando las ventajas y el resto tratando de dar vuelta una historia,
que, a esta altura, parece estar definida a manos del cordobés.
El mejor regional clasificado fue el reginense Miguel Angel Nonnenmacher
(Mitsubishi), que cumplió una sobria tarea y finalizó
octavo en su grupo. Su “paisano”, Raúl Martínez,
venía haciendo una buena carrera con el nuevo Mitsubishi, pero
en el especial doce, el auto dijo basta y se quedó sin nada.
Mala suerte, Ludo
Otro que quedó masticando bronca fue Jorge “Ludo”
Caverzán (Renault Clío), que se encaminaba a una victoria
tranquila en la N-3, pero no pudo solucionar los problemas surgidos
en la tarde del sábado y terminó la Manzana como un
espectador más. Mas allá del abandono, lo de “Ludo”
es significativo, porque volvió a la actividad con un triunfo
en La Pampa y de no haber surgido problemas en su auto, hubiera concretado
un doblete inolvidable.
El que pudo festejar y casi da el batacazo, fue Jorge Angeloni (Renault
18), que estuvo cerca de arrebatarle la punta de la A-7 a Jorge Marchetto
(Peugeot 306), aunque finalmente se tuvo que conformar con un meritorio
segundo puesto.
Lo mismo para Jorge Gentile (Renault 18), que finalizó segundo
en la A-7, que quedó en manos de Ricardo Albertengo (Clío).
En la A-6, ganó el cordobés Germán Boaglio (VW
Polo), seguido por su coterráneo Juan Manuel Solís (VW
Polo).
Finalmente en la Copa Palio, triunfó Esteban Goldenhersch,
escoltado por Nicolás Carlomagno y Marcos Villagra. Cuarto,
en buena tarea, finalizó el rionegrino Maximiliano Debasa.
La Manzana 2004 llegó a su fin, y dejó varias certezas.
Una, la capacidad de organización de la AVGR. Dos, la impotencia
de los rivales de Villagra, reflejada en los rostros y en las declaraciones
“off de record”.
Y en tercer lugar, la respuesta del público zonal, que inundó
los caminos de la región, dándole color y calor a una
fiesta inolvidable.
|