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Los dos se recibieron en la Escuela
Provincial de Música, y en octubre estarán los dos viviendo
en Alemania. Neuquén > Un piano
de cola ocupa gran parte del living de la casa de los Peroni, en Cipolletti.
Sobre él se apiñan portarretratos que muestran a dos
chicos sonrientes, con amigos y familiares, y una gran pila de partituras:
Brahms, Tchaikovsky y Schumann se lee en algunas de las portadas.
Muy cerca, sobre la mesa, descansa una viola curvilínea y delicada.
Entre esas paredes crecieron los hermanos Peroni: Emilio, de 27, y
Félix, de 25, se criaron entre salas de ensayo, cuerdas y clavijas.
Fusas, síncopa y puntillo fueron palabras familiares para ellos
desde que, a los siete años, comenzaron sus estudios en la
Escuela Provincial de Música de Neuquén.
Hoy, los dos ostentan una trayectoria que habla por sí misma:
Emilio vive en Alemania desde el 92’, y a principios de este
año rindió su posgrado en piano con el profesor Bernd
Zack, en la Escuela Superior de Música de Rodstock. Félix
vive en Buenos Aires, donde es cuarto violista de la Orquesta Sinfónica
Nacional, pero en octubre se radicará en el mismo país
que Emilio para estudiar en la Escuela Hanns Eisler de Berlín.
El 3 de septiembre próximo -un mes antes de irse- tendrán
una cita especial: ejecutarán el 1º Concierto de Franz
Liszt en el Auditorio de Belgrano, junto a la Sinfónica Nacional,
en Capital Federal.
Infancia musical
Dos canarios en sus respectivas jaulas cantan a trino pelado
en la cocina donde María Angélica, la mamá de
Emilio y Félix, ceba unos mates y habla de las primeras incursiones
musicales de sus hijos con los ojos iluminados por el orgullo.
“Es que nosotros éramos muy chicos, me parece que no
elegimos ser músicos”, aclara Emilio poniendo una cómica
cara de circunstancia.
“Un día vino la maestra del jardín de Milito -así
lo llamo yo- y me dijo ‘¡Emilio tiene una capacidad enorme
para la música!’… Entonces con Jorge -su papá-,
cuando tenía siete años, decidimos mandarlo a la Escuela
de Música”, contó Mary.
“Sí, en esa época sólo dictaban en la Escuela
clases de flauta traversa, piano y guitarra, y yo empecé con
piano y guitarra. ¡Pero me iba muy mal! Yo no tenía piano,
iba a una escuela acá cerca en la que a veces podía
practicar, pero la mayoría de las veces no estaba la portera,
o no habían dejado las llaves… en fin, se me hacía
difícil”, cuenta Emilio.
Todo cambió cuando, al cumplir los nueve años, los padres
compraron un piano vertical. Emilio empezó a avanzar a pasos
agigantados y, por reflejo, Félix comenzó a tocar también.
“El piano es casi lo primero que un chico puede tocar –explicó
Emilio, que es profesor de ese instrumento-, porque no necesita del
esfuerzo torácico de los de viento o del mayor despliegue físico
de los de cuerda. A los cinco años ya puede irse de la primera
clase con una melodía aprendida, por eso es casi el paso inicial
de todos”.
Parece que a Félix, por ese tiempo, le empezó a gustar
el tango. Su hermano mayor cuenta que, casi sin llegar a las teclas,
interpretaba «La Cumparsita», «Silueta porteña»
y «El choclo».
Después Félix empezó también a ir a piano,
y al poco tiempo tocaban tangos a cuatro manos. Incluso, un video
grabado en el Aula Beethoven de la Escuela fue transmitido en varias
oportunidades por los canales 9 y 13 de Capital Federal.
«Lo ponían a cada rato, cuando esperaban señal,
cuando había pausas en la programación. Nuestros amigos
lo veían y después nos gastaban», recordaron.
A los trece años Félix se cambió a violín.
«Mi hermano tocaba en la Orquesta de Tango de Cipolletti, y
yo veía los violines y me dieron ganas de empezar a investigar
ese instrumento. Así dejé el piano y, más tarde,
me entusiasmé con la viola».
Juventud internacional
Con esos comienzos prosiguieron sus estudios. Los dos se
recibieron de profesores en la Escuela de Música y más
tarde vendrían las oportunidades. Emilio ganó en 2002
una beca del Centro Catalán de Rosario, en Santa Fe, para estudiar
en Barcelona. Una vez finalizados esos cursos decidió irse
a Alemania, cuna de los grandes compositores y gran abastecedora cultural
a nivel mundial.
«Antes había estado en Roma un tiempo, pero como estudiaba
en forma particular no tenía demasiadas posibilidades de intercambiar
con otros. Ahora, en Rodstock, tengo compañeros chinos, franceses,
rumanos... es un enriquecimiento permanente», confió.
Al principio no fue fácil, porque Argentina estaba en plena
crisis económica y política y mantenerse en Alemania
salía cuatro veces lo que costaba en Argentina («Tuve
que ahorrar y pedir plata prestada a todo el mundo»). Pero ahora
Emilio trabaja en ese país, como acompañante de instrumentos
en prácticas de partituras para solista con orquesta.
Félix seguirá sus pasos, pero con otras cuerdas. Hoy
es uno de los mejores violistas de Argentina: desde 2001 integra la
Orquesta Sinfónica Nacional y la Camerata Académica
del Mercosur, y pidió una licencia para concluir sus estudios
de viola en la Escuela de Música Hanns Esisler de Berlín,
donde fue seleccionado por la profesora Andra Darzins. Se irá
en octubre.
Para la sesión de fotos informales -sin los elegantes fracs
que suelen usar en los conciertos- eligieron una partitura de Locatelli
que, como de casualidad, había sobre el piano. En segundos
la casa se llenó de música y los canarios enmudecieron
y se pusieron a escuchar, absortos quizás, desde la cocina.
Es casi como un pequeño ensayo de los varios conciertos que
los esperan en este mes y medio que estarán todavía
en Argentina.
«Cuando empezaron con la música no me imaginé
que iban a llegar a esto, me pone algo triste que los dos se vayan,
pero también feliz porque están logrando lo que más
anhelaron desde chicos», confiesa Mary.
Sobre la mesa se acumulan decenas de álbumes de fotos que los
muestran sonrientes con paisajes europeos de fondo. Pronto, el viejo
mundo los adoptará definitivamente como los hijos pródigos
que llevaron su talento desde el sur.
Agenda
Aprovechando que Emilio viajó a la Argentina, Félix
vino desde Buenos Aires para encontrarse con él en Neuquén.
Hace dos semanas el mayor brindó un concierto dentro del ciclo
de la Armonicus pero también tienen programados varios conciertos
conjuntos. El más importante será el 3 de septiembre
próximo, cuando Emilio actúe como solista en la Orquesta
Sinfónica Nacional que integra Félix como cuarto violista.
Ejecutarán él 1° Concierto de Franz Liszt y se realizará
en Capital Federal. Antes de eso Emilio brindará dos conciertos
en Rosario. La próxima fecha en que se los podrá ver
en la región será el 11 de septiembre, ocasión
en que se presentarán en el Salón de Luz y Fuerza de
Cipolletti.
Félix
Nombre: Félix Peroni
Edad: 25 años
Lugar de Nacimiento: Neuquén
Estudios cursados: Maestro de Violín, Perfeccionamiento
en viola con la profesora Marcela Magín
Actuaciones destacadas: Fue elegido por la profesora
Andra Darzins para finalizar sus estudios de viola en la Escuela de
Música Hanns Eisler de Berlín.
Integra la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta Sinfónica
Juvenil y la Camerata Académica del Mercosur.
Fue docente en el Conservatorio Provincial de Música Félix
Garzón de Córdoba.
Es miembro de la Orquesta de Cámara de Buenos Aires
Emilio
Nombre: Emilio Peroni
Edad: 27 años
Lugar de nacimiento: Neuquén.
Estudios cursados: Profesor Superior de Piano y Maestro
Elemental de Guitarra, Posgrado en Piano en la Escuela Superior de
Música de Rodstock (Alemania)
Actuaciones destacadas: Beca del Centro Catalán
de Rosario para estudiar en Barcelona.
1° premio en el VI concurso Bienal Juvenil 2001-2002 del Festival
Musical de Buenos Aires.
Medalla de Oro por la mejor interpretación de «Tres estudios
en forma de sonatina» en el concurso Oscar Lorenzo Fernández.
Beca Internacional Drago Mitre para estudiar con el Maestro Carlo
Bruno en Italia.
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