Rémy padece una enfermedad terminal
y se encuentra internado en el hospital. Su ex mujer, Louise, pide a
su hijo Sébastien que vuelva de Londres, para estar junto a él.
Sébastien tuvo muy poca comunicación con su padre en los
últimos años, pero vuela hasta Montreal y, una vez allí,
trata de comprar el máximo confort para su progenitor. Sébastien
reúne a los amigos, los colegas y las amantes de su padre. Una
vez que el cuarto del hospital se llena de «viejos conocidos»,
comienza un desfile incesante de frases ingeniosas y un esmerado recorrido
por los principales hitos de la sociedad burguesa del siglo pasado.
Rémy está absolutamente convencido de que hemos entrado
en los tiempos de las invasiones bárbaras: Para este profesor
de historia, la civilización que comenzara con Dante y Montaigne
está a punto de desaparecer. Además, suele quejarse de
las diferencias generacionales –»mi hijo es un capitalista
ambicioso y puritano, mientras que yo he sido siempre un socialista
sensual–, y pasa largas horas añorando el período
«libertino» de su vida.