Cinco generaciones de neuquinos que
pueblan la gran capital ostentando el apellido del pionero, uno de los
primeros pobladores que fundó una gran familia en la gran capital
patagónica.
Pascual Claro fue el primer juez de paz del pueblo capital de Neuquén.
Llegó a la región con dos hermanos Francisco y Carmelo.
Don Pascual poseía en esta Capital una mensajería, y
tropa de carros, transporte de mercaderías. Para llegar de
Bahía Blanca a la Cordillera con la mercadería tardaban
tres meses. Sus padres vinieron a la Patagonia con los maragatos (nativos
de Carmen de Patagones)
Don Pascual poseía en esta Capital una mensajería, y
tropa de carros, transporte de mercaderías, para llegar de
Bahía Blanca a la Cordillera con la mercadería tardaban
tres meses.
Toda una vida
Todos los datos y el relato escrito fueron realizados por la nieta
de don Pascual, Edda, hija de José Claro y Elena Cano. Ellos
tuvieron tres hijos: Sebastián, Edda y Antonio Claro. Los tres
hijos tuvieron, a su vez, prolífica descendencia. Cabe acotar
que desde Pascual hasta sus nietos, bisnietos, tataranietos y choznos,
son todos neuquinos.
Edda nació el 1º de octubre de 1931, en la casa ubicada
en la esquina de las calles Salta y San Martín, propiedad de
Don Mateo García.
De la familia Claro recuerda que sus tíos trabajaban en YPF,
ocupando cargos relevantes de la administración en los años
1935 a 1945. Pascual Claro (h) fue el primer secretario de la Administración
que por aquel entonces estaba a cargo del Ing. Francisco Rappallini
(en Plaza Huincul).
Sus recuerdos, continúa relatando la nieta de Don Pascual,
los centró en la figura de su abuela Doña Eleuteria
Guerrero Pita de Claro: “Me gustaba verla cuando se arreglaba
para ir a misa o salir. Usaba unos vestidos negros muy paquetes con
escote en “U” que les quedaban hermosos. Con este recuerdo
de mi abuela quiero también homenajear a todas aquellas mujeres
que, desafiando al destino, no dudaron en dejar todas las comodidades
y seguir a los hombres en esta lucha de poblar el desierto.
Recuerdos mágicos
La magia del recuerdo, -continúa relatando la nieta Edda -
trae a mi memoria un tropel de emociones. Paso lista a las vivencias
de sesenta años atrás para retenerlas aunque sea un
instante. Pero nuestra querida tierra, cumple sus juveniles cien años
Quiero decir ¡Felicidades! Neuquén la gran ciudad del
sur argentino , la gran urbe que vio Don Bosco, cuando soñó
la Patagonia!.”
Con emoción contenida, Edda continúa su relato poblado
de imágenes de su querida ciudad:
“Voy a abrir el cofre imaginario y me parece que vuelvo a escuchar
la voz de la maestra, señora Nélida Funes de Álvarez,
de la inolvidable Escuela Nº 2, cuando nos enseñaba el
origen araucano del nombre y significado de nuestra ciudad , y nosotros,
llenos de unción, repetíamos: Neuquén: arrogante,
audaz, atrevido. Imaginábamos al indio bravo con su flecha
en mano defendiendo su tierra. También cuando surgió
LU5 salíamos al aire en las fiestas patrias.”
De la memoria de Edda surgen más recuerdos: “Con mi amiga
Irma Cuña, que recientemente nos dejó, siempre defendíamos
nuestras respectivas escuelas, ya que ella iba a la 61 y yo a la Nº
2. También íbamos al Cementerio con flores para la tumba
del abuelo Pascual y otros tíos”.
Edda, esboza un deseo para su ciudad: “Que en tus calles nuca
se encuentren niños con hambre...ni hogares violentos...y que
la paz, el pan, la fe y el amor se instalen en cada hogar neuquino.”
La dinastía de los Claro
El hijo de Pascual, José Claro, se casó con Elena Cano
y fueron padres de tres hermosos niños: Sebastián, Edda
y Antonio.
La familia se arraigó en la ciudad. Antonio se casó
con Martha Campetti y tuvo tres hijos: Delia, Miguel y Adriana. Edda
se casó con Eleuterio Torres y fue madre de tres neuquinos:
Gustavo, Ricardo y Alejandro. Y por fin Antonio se casó con
Ángela Contreras y tuvieron dos hijos José y Jorge.
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