El cantante, que brilló en la
década del 50 en las orquestas de Carlos Di Sarli y Héctor
Varela y que luego comandó sus propios conjuntos. Buenos
Aires (Télam) > El reconocido cantor de tango Argentino
Ledesma murió ayer en la sala de unidad coronaria del Sanatorio
Güemes donde estaba internado en grave Estado.
El cantante, que brilló en la década del 50 en las orquestas
de Carlos Di Sarli y Héctor Varela y que luego comandó
sus propios conjuntos, había padecido una embolia cerebral
hace más de dos años atrás durante una serie
de presentaciones en Mar del Plata.
«Después de esto puedo morirme esta noche», había
dicho al finalizar la gran actuación que a comienzos de los
80 realizó con la orquesta de Osvaldo Pugliese, pero lo cierto
es que Argentino Ledesma siguió cantando por varios años
y llevando el tango a lugares tan distantes como El Cairo y Australia,
hasta que ayer, a los 76 años, su vida se apagó luego
de una larga enfermedad.
El «Negro», tal como se lo conocía en el ambiente
artístico, había nacido el 24 de junio de 1928 en Santiago
del Estero, iniciando una incipiente carrera profesional en su ciudad
natal hasta que en 1952 aterrizó en Buenos Aires.
Ya en la ciudad capital se presentó al maestro Julio De Caro,
que le prometió trabajo al concluir el contrato que lo unía
al cantor de su orquesta. A pesar de esta promesa, Ledesma resolvió
ir al día siguiente a la antigua Radio Belgrano, donde Guillermo
Brizuela Méndez, uno de los locutores «estrella»
del momento, lo contactó con Héctor Varela, con quien
debutó el 24 de junio de ese año en el Chantecler, reemplazando
a Armando Laborde y compartiendo escenario con Rodolfo Lezica.
Canto
De canto llano e impactante, renunciando a los clichés y a
los pretendidos tonos arrabaleros y manteniendo presente en su tono
el origen santiagueño, Ledesma, devoto de Carlos Gardel, fue
un suceso de popularidad y reconocimiento en las décadas del
50 y el 60 y a lo largo de su carrera grabó más de 500
temas.
Su éxito era tan grande, que se dijo que cuando dejó
la orquesta de Varela, Miguel Caló fue hasta su casa y le dejó
un cheque firmado por 100.000 pesos para que se integrara a su formación
y que al poco tiempo su cachet solista era tan alto como el de Juan
D’Arienzo con toda su orquesta. |