Dolorosa realidad: No se cumplió el objetivo.

Desenlace que castigó a Bielsa

 
 
Javier Saviola se recuperó de una lesión y aunque era una buena alternativa, estuvo en el banco de suplentes.
Cuando muchos empezaban a “enamorarse” de la selección; el técnico volvió sobre sus pasos y Brasil se encargó de provocar una nueva frustración.

Disminuir tamañoAumentar tamañoCambiar tamaño  Imprimir Imprimir
 
       
   
   
 

Por BERNARDO COFRÉ

En el cambio de un defensor (Fabricio Coloccini) por un delantero (Luciano Figueroa), estuvo tal vez una de las claves del retroceso.

Neuquén > Otra vez los mismos fantasmas. Los resultados mandan en el fútbol, más allá de todos los merecimientos. Entonces, la felicidad y la frustración quedaron separados por una línea muy delgada.
Si hasta el propio Bielsa había comenzado a cambiar de humor en esta Copa América. Pero el fútbol es así de caprichoso. Las ilusiones y las certezas se pueden desvanecer en un abrir y cerrar de ojos.
Está claro que Argentina merecía ganar. Pero la supremacía colectiva hay que reflejarla en la red adversaria, con goles que valen para ganar partidos. Y títulos.
La actuación y el rendimiento anterior a la final, pusieron por primera vez en escena a los “bielsistas de la primera hora”. Pero al margen de los fanáticos (que siempre existen), en líneas generales el técnico conquistó cierto afecto de la gente.
Es que la selección había vuelto a las fuentes, dejando de lado los rígidos planteos al estilo europeo. Aquellos del estrepitoso fracaso mundialista.
El equipo mostró síntomas claros de crecimiento funcional. Se redujo la verticalidad, supo manejar los tiempos y la aceleración en tres cuartos. Lateralizando el juego apareció también la pausa, el cambio de ritmo y la sorpresa, tantas veces reclamados. Cierta solidez defensiva, buena sincronización en los relevos, dinámica, criterio y precisión en la salida. Y fundamentalmente, buen porcentaje de efectividad cuando se jugó con un “9” definido (Saviola o Figueroa).

Reconciliación
Pese a las dudas que sembró la sorpresiva derrota ante México, el resto se acercó a la perfección. Naturalmente, junto con la calidad del juego surgió la ya mencionada e interesante reconciliación de la selección y del propio Bielsa, con muchos de los aficionados argentinos.
Con toda justicia, Argentina se instaló en la final. Se le cruzó por el camino un irregular Brasil, que sin muchas de sus figuras, llegó como subestimando el certamen. Pero como siempre, sin traicionar sus orígenes, con el mismo estilo que le permitió convertirse en pentacampeón mundial.
Conocido el rival, Bielsa cambió sobre la marcha. Dejó de lado la audacia (sin que el término signifique arriesgar más de lo debido) ofensiva y volvió a tomar excesivos recaudos defensivos. Afuera Figueroa y adentro Coloccini, para cuidarse. Prácticamente un solo delantero, con tres líneas de tres o un 3-3-2-1-1, es decir dos líneas defensivas, dos volantes, un media-punta y un punta por afuera.
Manejo de la pelota, superioridad en el despliegue y llegada en bloque. Las situaciones de gol se generaron, pero no había un definidor nato. Simplemente, porque un “9” (cabeza de área, como le gusta decir al didáctico Bielsa) es más efectivo y contundente en el área contraria que un defensor.
Si bien, Argentina jugó muy buen campeonato, tal vez allí -en esa especulación-, estuvo una de las claves de este nuevo fracaso de la “era Bielsa” que, por lógica consecuencia provocó en los más exitistas, un inmediato traspaso de la satisfacción a la amargura y el reproche.

 

 


La Mañana Neuquen
Redacción Cómo anunciar  |  Webmaster
Neuquen - Fotheringham 445 - Teléfono 449 0400
Copyright © 2002-2004 - La Mañana Neuquen - Todos los derechos reservados
 
 
 



Min.: 1°c
Máx.:
3°c
Nubosidad variable. Chaparrones de nieve aislados. Vientos moderados del noroeste.

 Transportes Interurbanos
 Guía Profesional
 Teléfonos de urgencia
 Farmacias de turno
 Transporte Aéreo
 Quiniela
 Horóscopo
 
 
 
 
 

Cine
Teatro
Recitales
Televisión
Videos

 
 

Revista Caras