La Copa América Perú 2004, al
menos en resultados, desmintió la tendencia que supone un engrandecimiento
de los chicos y un empequeñecimiento de los grandes, expresada
en los últimos campeonatos del calendario futbolístico
mundial.
Brasil, Argentina y Uruguay, campeones del mundo y ganadores de 35 de
las 41 copas disputadas, ocuparon el podio sin entregar márgenes
para la sorpresa.
En cuanto al nivel futbolístico, quizás Argentina fue
el único equipo que logró plasmar la diferencia con mayor
claridad en el campo, aunque es cierto que tanto Brasil como Uruguay
tuvieron la mística de los grandes equipos para hacerse respetar
en los momentos apropiados.
Los pentacampeones mundiales, que llegaron a Perú sin sus estrellas,
mostraron un rendimiento con altibajos, poco brillo, pero una evidente
personalidad para imponer su rica historia en la conquista de triunfos
que no alcanzaron a justificarse con fútbol.
La final contra Argentina es la muestra más acabada de esa condición
brasileña para llegar siempre, de un modo u otro, a las definiciones
de los torneos más importantes.
Brasil tuvo una primera fase despareja, acaso afectado por la altura
de Arequipa, quedó segundo en el grupo C, mostró lo mejor
con la goleada sobre México en cuartos, sufrió para eliminar
a Uruguay en semifinales y fue superado siempre por Argentina en la
final pero se quedó con el título.
En suma, Brasil es Brasil, así de sencillo, aunque parezca una
conclusión tonta o un lugar común. No están Ronaldo,
Ronaldinho, Dida, Kaká, Roberto Carlos, Cafú... pero aparece
Adriano, Luis Fabiano, Alex (cuando quiere), Maicon, Luisao o Julio
César.
Al fútbol brasileño le sobran variantes, historia, personalidad
y, a veces, suerte también, sin que ello descalifique sus logros.
Argentina fue el mejor equipo, precisamente porque fue «un equipo»
y no dependió de ninguna individualidad y, además, porque
fue el que expresó los momentos de mejor juego en el torneo.
Tuvo un arranque demoledor con Ecuador, tropezó con México,
se levantó con autoridad ante Uruguay, penó pero pasó
a Perú, humilló a Colombia y superó en el juego
a Brasil. Y curiosamente no fue el campeón, aunque estuvo a diez
segundos de serlo.