Año del Centenario de la Ciudad de Neuquén

Creativo y emprendedor, don José
Fava fue uno de los máximos pioneros

 
 
Década del ’20. Un auténtico "dandy”, con bastón y con ombín, don José Fava gustaba vestir con elegancia y frecuentaba las reuniones sociales de los pioneros neuquinos.
Nacido en Reggio Nell Emilia, Italia, llegó a la Argentina en 1898 con su esposa María Marocco.En 1904 se radica en Neuquén.


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  Por Omar Fava

La extraordinaria historia de este primer poblador que con su cultura y conocimientos llegó a la Confluencia, contada emotivamente, por uno de sus nietos. Una historia de familia que vale la pena conocer.

José Fava nació en la Ciudad de Reggio Nell Emilia, capital de la provincia del mismo nombre, región de Emilia Romana, en septiembre de 1876, en una familia de agricultores. Tuvo una clara vocación por la música, a los doce años lo enviaron a Florencia donde ingresó en el Conservatorio de Música. También asistió a la Academia Nacional de Artes de Florencia, donde estudió pintura, escultura y fotografía. A los dieciocho años obtuvo el título de Maestro de música y luego accedió al ciclo superior del Conservatorio. En el Instituto Geográfico estudió cartografía, conformación de suelos, accidentes geográficos y elementos de electricidad aplicada.
Para solventar sus gastos trabajó en un estudio fotográfico como ayudante, en fábricas de muebles, de relojes, en una empresa de electricidad y en la constructora, entre otros.
En Florencia conoció a María Marocco, una muchacha que estudiaba arte escénico en la Academia, con quien se ligó sentimentalmente y a la postre se casó en el año 1897.
Luego de graduarse como Músico retornó a Regio Nell Emilia donde ejerció como maestro de su especialidad y ayudó a sus padres en tareas de agricultura.

Proa a Buenos Aires
En 1898 José y María dieron rienda suelta a sus sueños y se embarcaron en el puerto de Nápoles con destino a la Argentina.
En diciembre de 1898 llegaron al puerto de Buenos Aires. Contaba Don José que al llegar sentían un estremecimiento que era mezcla de ansiedad y expectativa, pero estaban felices y optimistas, lo que los ayudó para emprender la nueva vida.
El primer contacto fue con la embajada de Italia y con otras organizaciones para inmigrantes. Como tenían conocimientos de agricultura los orientaron hacia las provincias del norte. Llegaron a Salta donde permanecieron un tiempo y luego emprendieron viaje hacia el sur. Pasaron por Mendoza, por estas tierras de la Confluencia, se radicaron en Chubut y luego en Santa Cruz. Don José trabajó en tareas agrícolas, en relojería, en la construcción, y siempre se dedicó a la música integrando bandas y orquestas. Luego de casi tres años, y ya con hijos, retornaron a Buenos Aires, donde se hizo de grandes amigos
Si bien para Don José Fava la condición de vida había mejorado notablemente, sentía que su destino era aportar sus conocimientos y fuerza creativa al desarrollo del interior del país. Mudarse nuevamente no era fácil pues la familia había crecido; cuando le planteó su pensamiento a su esposa, la única condición que ella puso fue contar con comodidades para los niños. Así nace la idea de venir al pueblo que estaba en la Confluencia de los ríos Limay y Neuquén por donde había pasado fugazmente en su camino hacia el sur.

Neuquén: El futuro
En el mes de marzo de 1904 se traslada por ferrocarril a lo que hoy es Neuquén para conocer el lugar. Su primera impresión fue que aquí estaba el futuro. Recorrió las riberas, caminó por las dunas vírgenes y pudo comprobar que, con esfuerzo y decisión, se podía lograr ese futuro. Luego de algunos días en que buscó donde vivir, retornó a Buenos Aires, pero solamente para recoger a su familia y sus pertenencias.
Neuquén lo recibió muy bien, sus habitantes eran solidarios y amigables y sintió la sensación de haber pertenecido siempre a esta tierra. Su primera vivienda estuvo ubicada en la Diagonal Alvear y fue facilitada por Verzegnazzi.
Don José fue muy bien acompañado por su esposa y, aunque debieron soportar algunas carencias, eso no mellaba su espíritu. Como había sido previsor, contaba con ahorros que fueron útiles para subsistir en los primeros tiempos. Descartó que no podía vivir de la música o de las artes; lo que el pueblo necesitaba era trabajo generoso para traer el progreso. En principio vivió de la construcción de viviendas y otras obras. Entre tanto, en el fondo del terreno de su vivienda, construyó un galpón grande donde instaló en 1906 la primera fábrica de mosaicos que, según lo dice Don Ángel Edelman en su libro Recuerdos Territorianos fue “la primera manifestación industrial, en el concepto propiamente fabril....”. El primer aporte concreto al progreso ya estaba hecho y comenzaba a desenvolverse la madeja de las inquietudes de un hombre que no cejaría en hacer todo lo necesario para el progreso.
Neuquén no contaba con un lugar para retratarse, entonces, aprovechando sus conocimientos, instaló un laboratorio fotográfico, fue el primero en su tipo en el incipiente pueblo. Esta actividad tenía contornos económicos y vuelo artístico e imaginativo.
Las viviendas del naciente pueblo estaban muy dispersas, eso se debía a que una gran cantidad de terrenos estaban en manos de especuladores que esperaban que se valorizaran por el progreso de la Ciudad. Para romper este bloqueo Don José compró la quinta “Las Dos Águilas” de cuatro hectáreas, la subdividió en 67 lotes y el día seis de enero de 1910 se realizó el remate. La base era un peso por metro y el monto total se financiaba en sesenta cuotas. A poco de iniciar la subasta se agotaron los lotes. Históricamente este fue el primer remate de tierras concretado y el comienzo de su vasta campaña para poblar Neuquén.

Creativo y emprendedor
En la actividad social, en 1906 fue fundador del “Club de Esgrima”, una entidad deportiva y social, y en septiembre de 1909, con otros italianos fundó la “Asociación Italiana de Socorros Mutuos de Neuquén”, de la cual fue presidente por largos años.
Se interesó por poner al servicio del pueblo las tierras cultivables de las riberas de los ríos Limay y Neuquén. Comenzó por el cuadrante que se extendía desde la ribera del río Limay hasta las sierras y desde lo que hoy es canal 5 hasta el límite con Plottier. Era una propiedad privada y según informes del Ministerio del Interior le pertenecía a Valentina Brun de Duclout. Don José buscó a esta señora en Buenos Aires y le expuso un proyecto de parcelamiento de las tierras en el sector aledaño al río para destinarlo a la agricultura. La señora no se mostró interesada aunque recibió el proyecto. Finalmente y luego de varias entrevistas la propietaria lo autorizó a vender las tierras. Las tareas de mensura y canalización las contrató al Ing. Mailhet. Las parcelas se vendieron mayoritariamente a inmigrantes españoles e italianos.
No obstante advirtió que las condiciones impuestas por la vendedora eran un poco rígidas para el mercado local, por ello decidió comprar las tierras restantes, con ese fin hizo una propuesta en firme a Doña Valentina, pero la cotización que le pasó, estaba fuera del alcance de Don José, pero no se arredró y comenzó a contra ofertar. La vendedora bajó las pretensiones pero el precio continuaba siendo alto, entonces Don José le hizo una propuesta muy especial, ofreció pagarle un importante monto de dinero y, además, como integrativo del precio, bautizar a la colonia con el nombre de la vendedora. Esto sorprendió a Doña Valentina, quien más allá de lo comercial se sintió halagada y ese sentimiento hizo que aceptara la propuesta. Así nació lo que conocemos como Colonia Valentina. Con la propiedad en mano flexibilizó los precios de venta y en poco tiempo vendió casi todas las parcelas mensuradas.

Primero en todo
Aunque no le interesaba la política, en el año 1917 fue designado Concejal de la Municipalidad local, allí cumplió una importante tarea destinada a la urbanización del pueblo.
En otro orden de cosas y ante la falta de fluido eléctrico en Neuquén decidió comprar, por su cuenta y riesgo, un motor de producción de energía. Lo instaló en un predio de su propiedad aledaño a su vivienda. Las pruebas fueron satisfactorias y por medio de los cables correspondientes dio electricidad a las viviendas vecinas. Luego le propuso al Municipio ampliar la red de distribución para entregar electricidad a todo el pueblo. Este proyecto no pudo cristalizarse porque nunca se otorgó el permiso para pasar por las calles con los cables conductores. No obstante, y para aprovechar la energía, instaló una carpintería mecánica. Esta fue la primera empresa productora de electricidad y la primera carpintería mecánica de Neuquén.
Por el año 1924, en una de las recorridas por el faldeo de las sierras descubrió unas manchas aceitosas de un tono oscuro, decidió llamar a un especialista en suelos y le informaron que eso era prueba de la existencia de petróleo en el lugar. Cuando estaba empeñado en buscar apoyo para comenzar una perforación, se sancionó la ley que estableció que los recursos del subsuelo pertenecen a la Nación. En ese lugar, actualmente, existe una importante explotación petrolera que está a cargo de la Empresa Pluspetrol.
Las tierras bajo riego comenzaban a tener problemas de salinización por la falta de desagües, por ello encomendó al Ing. Mahilet el proyecto de red de desagües y planteó ante las autoridades locales de irrigación la construcción del mismo. Como no tenía respuestas, gestionó y obtuvo una audiencia con el entonces presidente de la Nación don Hipólito Yrigoyen, y en una charla muy amena consiguió que en ese mismo momento el presidente diera la orden para la construcción inmediata de los desagües. Con ello se completaba el gran proyecto de volcar tierras a la agricultura, que aún hoy son productivas.
Entre otras actividades ejerció la corresponsalía de varios medios de prensa capitalinos, además fue representante de la Compañía de Seguros “La Estrella” y director del “Conservatorio Musical Clementi”, el primero en instalarse aquí.
En 1933 falleció su esposa, Doña María Marocco. Esa situación lo golpeó duramente, se puede decir que nunca se sobrepuso totalmente. Un tiempo después adquirió las tierras que catastralmente se designaban como chacras y la Quinta 37. Allí fundó el barrio que denominó “Villa María”, en homenaje a su esposa, y en una casa que estaba ubicada a la vera del arroyo fijó su residencia.
Pasó sus últimos años en aquella residencia de la costa, que era un bastión, custodiada por los vecinos. Allí recibía amigos y visitantes que eran acogidos con cariño, siempre los obsequiaba con interpretaciones al piano. Por aquel entonces su principal ocupación era disfrutar de su familia y jugar con sus nietos. Su espíritu nunca decayó, pero el peso de los años se fue haciendo sentir y, con la salud quebrantada el día 24 de noviembre de 1952, cuando la tarde comenzaba a transcurrir, dejó este mundo.
Aquel joven pionero había cumplido su misión, por ello estaba feliz. Eso trasuntaba el gesto de su último adiós. Fue un hombre fuerte, decidido, romántico y de perfil bajo, nunca quiso sobresalir, pero siempre estuvo luchando para que el Pueblo de Neuquén creciera.

Todos por el Centenario
Desde el 2 de enero «La Mañana de Neuquén» recrea la historia de los pioneros y primeros pobladores.
Esta, y muchas otras notas han sido realizadas por los descendientes directos de esos prohombres que forjaron una nueva ciudad en un paisaje desértico y con un clima hostil.
Es para ellos y para sus familiares el homenaje de esta serie periodística que renueva los fervores neuquinos a escasos sesenta y siete días del 12 de septiembre en que la ciudad cumplirá sus primeros cien años.

 

 


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