Fuentes penitenciarias afirman que
las puertas de la alcaidía de Viedma no se cerraban como corresponde.
O que los presos permanecían más tiempo «sueltos».
Viedma > La fuga de nueve internos
de la Alcaidía de esta capital el jueves por la noche, dejó
en evidencia la fragilidad y las carencias que presenta el sistema
carcelario provincial. Superpoblación de internos, pocos guardias
y por sobre todo muchas fallas en los sistemas de control son los
principales inconvenientes que se presentan, algunos de los cuales
se solucionarán a partir de la apertura de las cárceles
de Viedma y Sierra Grande, que tendrán capacidad para más
de 600 internos.
Por ahora, la situación de la unidad penitenciaria de Viedma
es precaria, ya que fue intervenida por la Jefatura de Policía,
y se separó momentáneamente del cargo a sus autoridades.
Pero además de las cuestiones coyunturales, como la convivencia
de procesados y condenados y la superpoblación carcelaria,
los hechos ocurridos en las últimas semanas en la Cárcel
de Encausados demostró la existencia de graves falencias en
lo que hace a la conducción de este tipo de organismos.
Oficial sancionado
Sin ir más lejos, pocos días antes de la fuga en Viedma
el jefe de la unidad y un oficial habían sido sancionados por
la Cámara del Crimen a raíz de la sucesión de
hechos de violencia en el lugar, así como la falta de controles
y “un notable grado de irresponsabilidad” en el manejo
de la unidad carcelaria.
Según las fuentes consultadas, en los últimos tiempos
era frecuente que no se cumplieran ciertas normas en la Alcaidía,
como el cierre de puertas a determinada hora de la noche, por lo que
los internos permanecían “sueltos” por más
tiempo del establecido, y luego cuando se los intentaba llevar a las
celdas, eran frecuentes las escaramuzas y problemas. La situación
se habría agravado un par de meses atrás con la llegada
de un grupo de internos provenientes de Bariloche, quienes virtualmente
“coparon” la Alcaidía y eran considerados de “alto
riesgo”.
A esta situación se le sumaron severas fallas en las guardias
y controles. Prueba de ello es que nueve presos de gran peligrosidad
escaparon por una ventana amparados en la noche del jueves sin que
nadie se percatara hasta la recorrida del día posterior. Esto
demuestra que las medidas de seguridad son demasiados vulnerables
y que en principio, las guardias y vigilancias no cumplieron con su
rol. Además, en los últimos meses fueron frecuentes
en Viedma los intentos de fuga, cuando muchas veces los internos intentaron
escaparse mezclados entre los familiares los días de visita.
Incluso alguno de ellos lo logró.
Relación
Llamativamente, la Alcaidía de Viedma es la que tiene mayor
cantidad de policías en relación a los internos, con
56 agentes para 72 detenidos. De ese total, 14 gozan del beneficio
de extramuros, por lo que está quedando casi un policía
por interno, pero esto no evitó las frecuentes revueltas e
incidentes con los internos que se sucedieron en los últimos
meses, y que ahora terminaron con la intervención de la unidad
carcelaria.
Investigación a fondo, prometen
Gral. roca > Mientras tanto ayer, el ministro
de Gobierno, Iván Lázzeri, confirmó que la inauguración
del nuevo centro penitenciario de Viedma estará terminado antes
de agosto. Y adelantó que no se dispondrán nuevas designaciones
en la Alcaidía de Viedma, hasta mediados de mes cuando asuma
el nuevo secretario de Justicia, Jorge García Osella.
El funcionario rionegrino aseguró que la evasión de
los nueve internos tendrá “una investigación a
fondo” para determinar si existieron otros circunstancias que
permitieron la fuga masiva de los peligrosos reclusos.
Justamente en la mira de las actuaciones se encuentra el comisario
Raúl García quien fue reemplazado interinamente por
el comisario Raúl Hernández. “La designación
se mantendrá hasta tanto asuma su gestión el nuevo secretario
de Justicia”, confió Lázzeri ayer.
El gobernador Miguel Saiz ya tendría en su agenda la fecha
de asunción, programada para el próximo 16 de julio.
Pero en líneas generales la situación de la Cárcel
de Viedma no difiere de las de Bariloche y Roca. Allí la superpoblación
y la falta de recursos también resultan un reclamo constante.
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