Por Elisa Carrió (*)
La discusión de fondo hoy en la Argentina es cómo se
libera a los pobres y no cómo se los toma como rehenes, sea
del Gobierno, del Estado, o de los punteros políticos de turno.
Esta es la gran cuestión: ¿cómo liberar a los
pobres de ser rehenes a través de planes sociales? La respuesta,
que la venimos planteando desde hace muchos años, cuando presentamos
nuestro primer proyecto de Ingreso Ciudadano Universal para la Niñez
(INCINI) en 1998 y que aún espera tratamiento en la Cámara
de Diputados, es tener una política social universal a la que
se le debe sumar un gran plan de fortalecimiento de la familia para
la imprescindible pacificación de la sociedad.
La política social universal impide que haya un puntero que
elija quién debe recibir un plan social, sencillamente porque
lo reciben todos: desde el hijo del más rico hasta el de la
madre más pobre, no distingue entre chicos cuyos padres tienen
dinero y no tienen.
Los chicos y chicas de cero a dieciocho años, según
este programa, reciben a través de sus madres un ingreso garantizado
de cien pesos por mes, con la obligación de mantenerse en el
sistema educativo y en el de salud
El proyecto no sólo pretende iniciar el cambio en la forma
en que se ejecutan las políticas sociales, sino también
en el modo en que se articulan con la política tributaria.
Así, se propone unificar las transferencias fiscales de ingreso
sustentadas en la familia, sobre la base de:
1) Establecer una única transferencia cuya fuente de derecho
es la niñez, proponiendo la eliminación de otros esquemas
que transfieren ingresos monetarios a las familias, sea a través
del gasto social como por la vía tributaria;
2) Recuperar a 7,5% la contribución patronal que históricamente
financió al programa de asignaciones familiares y que ahora
iría a financiar el FINCINI;
3) Ampliar la base imponible del impuesto a las ganancias de modo
tal que todos los ingresos personales queden gravados, con independencia
de la fuente en que se originan;
4) Modificar el sistema de deducciones del impuesto a las ganancias;
5) Modificar la distribución de este impuesto;
6) Incorporar a la tributación retenciones sobre exportaciones
que hoy no tributan y aumentar las alícuotas en las correspondientes
a hidrocarburos y derivados;
Con los ahorros de programas que se eliminarían y con el aumento
proyectado de la recaudación por las reformas tributarias propuestas,
se pretende establecer fuentes genuinas de financiamiento para el
INCINI. A esto se sumarían fondos provenientes de la mayor
recaudación de impuestos que se estima se logrará en
relación con el monto aprobado en el Presupuesto para el año
2004. Sin embargo, el proyecto no se sostiene en financiamientos transitorios
de este tipo.
Por lo tanto, plantea modificaciones tributarias para lograr un financiamiento
sostenido en el tiempo y para comenzar a hacer realmente efectiva
la tan declarada pretensión de modificar la distribución
regresiva del ingreso en el país, como requisito indispensable
para mejorar la situación social, aumentar la eficiencia económica
y permitir que el pago de los compromisos de la deuda externa recaiga
sobre los grupos que más se beneficiaron de la misma.
Con la implementación de este programa lograremos una auténtica
reforma del sistema político, porque lo limpia y otorga libertad
de voto. Hoy tenemos dos cosas: por un lado, los pobres son rehenes
de los planes sociales y de los punteros y de las internas políticas;
son ejércitos de pobres, de rehenes pobres a través
de los cuales disputan poder el Presidente y el jefe de la corporación
de la provincia de Buenos Aires. Esta es una degradación profunda
del mismo peronismo: el peronismo nació en la Argentina para
liberar a los pobres y para darles derechos; hoy los tiene como rehenes.
La segunda cuestión es que hay que otorgar libertad de voto.
La verdadera reforma política de la Argentina pasa por esto.
Hoy las personas van a votar y tienen el puntero en la esquina de
la escuela. Y si la planilla por donde votan no coincide con a quien
ordenan votar pierden el plan.
Si hubiera libertad de voto con el ingreso ciudadano universal, con
escuela y salud pública, estaríamos en condiciones de
construir un nuevo orden fundando en la paz, en la no violencia y
en la construcción de ciudadanía. Es el contrato moral
que necesitamos para refundar la República.
(*) Líder del ARI. Ex diputada nacional. Ex candidata
presidencial. |