El ahora secretario de Gobierno de
esa localidad analiza la evolución de la protesta social. Cree
que los últimos gobiernos nacionales fracasaron en el manejo
del conflicto.
Neuquén >Ramón
Rioseco fue uno de los primeros piqueteros del país. Junto
a otras 40.000 personas protagonizó el primer corte de rutas
que originó esa modalidad de protesta, desde Cutral Co y Plaza
Huincul, que hoy atormenta a los porteños.
Fue en 1997 cuando se adoptó esta forma de protestar en demanda
de fuentes de trabajo cuando una decisión del entonces gobierno
provincial terminó con el proyecto de contar con una planta
de fertilizantes que podía convocar trabajadores después
de la privatización de YPF, a principios de los 90.
Actualmente, Rioseco es Secretario de Gobierno de la Municipalidad
de Cutral Co. En una entrevista con La Mañana de Neuquén
evaluó las diferencias de aquel movimiento y en lo que hoy
se ha convertido.
-¿Cómo vive esta situación en la que
el movimiento que nació en nuestra provincia hoy es utilizado
políticamente perdiendo el sentido social con el que nació?
Primero, lo que hay que tener es conciencia de que estos fenómenos
son coyunturales. Cuando se los quiere interpretar de modo que tengan
un carácter permanente o político partidario, me parece
que se equivoca el camino. La manifestación popular hay que
saber canalizarla porque si no termina en anarquía. Y ahí
hay que tener cuidado cuando nosotros, como dirigentes electos por
el voto popular, no le damos el marco institucional. No hay que confundir
la legitimidad del reclamo con lo institucional. Nosotros tenemos
que defender la democracia.
¿Cómo se hace?
Se defiende primero respetando las instituciones. Buscando
la justicia social se consigue la paz. Creo que son las fórmulas
para canalizar este fenómeno. Nosotros, después de la
explosión del ‘96 y ‘97 en Cutral Co, con mucha
paciencia, perseverancia y gestión les dimos marco institucional
a los pedidos de toda una comunidad. Ésa es la clave. En la
medida que empezamos a atender a este tipo de planteos por fuera del
marco institucional, el reclamo pierde legitimidad. También
entramos en el terreno político, situación en la que
el gobierno no sabe para dónde ir. Y también se pierde
autoridad. Me parece que uno puede estar en la izquierda o centroizquierda
o ser progresista sin perder autoridad. La mayoría de los países
europeos son de centroizquierda y no han perdido autoridad. Este tipo
de esquema es el que nosotros llevamos adelante en Cutral Co.
¿Y cómo les fue?
El que quiso hacer política partidaria con la necesidad
de la gente quedó excluido. En los últimos comicios,
la izquierda extrema logró 100 votos y eso marca fuertemente
a dónde se posiciona la gente. Creo que hay que defender los
intereses de la comunidad, pero mirando el futuro con mucha claridad.
¿Cuál es la receta?
Como dirigentes tenemos que apostar fuertemente a la producción,
a la educación y a la cultura del esfuerzo. Creo que lo que
hay que hacer es comprender desde el punto de vista cultural a los
compañeros que están en la calle, para que les demos
el marco institucional del que hablábamos. Todos los gobiernos
nacionales que observemos, en este tema, han fracasado. Menem, De
la Rúa, el propio compañero Kirchner. Falta una gimnasia
para acompañar y darle trabajo a la gente. Hay que buscar mecanismos
para que la gente se sienta ocupada y contenida. El otro camino no
le sirve a la sociedad
¿Por qué?
Porque se genera mucho conflicto, desencuentros, y la sociedad
argentina viene de muchos años de sufrimiento y distanciamientos.
Así que debemos reencontrarnos en paz, sin dejar discutir la
política. No tenemos por qué pelearnos entre todos.
Debemos encontrar el marco institucional. Me parece que ahí
es donde tiene que encarar el problema el señor Presidente.
¿De qué forma?
Para explicarlo de alguna manera: yo puedo ser progresista
y de centroizquierda, pero eso no quiere decir que vengan a la municipalidad
y rompan todo. Yo tengo que impedirlo. El camino es muy finito pero
es el que tenemos que seguir. Lo decimos con autoridad porque es un
proceso que llevamos adelante durante muchos años. No es una
tarea de un mes. Tuvimos muchos cortes, pero no reprimimos. Acompañamos,
trabajamos en conjunto con la gente. Creamos cooperativas de trabajo,
armamos proyectos de desarrollo, les dimos obra pública. No
con represión, pero tampoco con el desequilibrio de que todo
vale y que nadie manda. No hay que confundir represión con
autoridad.
Entrevista: Alejandro López
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