Londres (Reuters) >
El primer ministro británico, Tony Blair, recibió fuertes
críticas tras la histórica derrota electoral que sufrió
esta semana el oficialista Partido Laborista en los comicios municipales.
Influyentes diputados del ala izquierda del laborismo cuestionó
además el liderazgo del premier británico para finalizar
su mandato.
El partido que encabeza Blair quedó relegado a una tercera
posición, detrás de los conservadores y los liberal-demócratas.
El único consuelo de los oficialistas, y en especial de Blair,
fue la reelección de Ken Livingstone, alcalde de Londres.
Aunque los analistas consideran que la victoria de Livingstone, quien
se mantuvo distante del primer ministro por sus desacuerdos sobre
la guerra de Irak, no estuvo relacionada con el Partido Laborista,
ya que el alcalde se presentó en las elecciones como laborista
después de estar alejado del partido por casi cuatro años.
Reconocimiento
Con este desalentador panorama se encontró ayer Blair, cuando
aterrizó en el aeropuerto londinense de Heathrow, tras asistir
en Washington al funeral del ex presidente de EE.UU. Ronald Reagan.
El viernes desde washington, Blair había admitido que su
apoyo a la guerra en Irak perjudicó a su partido aunque abogó
por “mantenerse firme y seguir adelante”.
Sin embargo, destacados parlamentarios laboristas pusieron en duda
la capacidad de Blair para encabezar el partido de cara a las próximas
elecciones generales, previstas para mayo o junio de 2005. El premier
a ratificado su intención se presentarse como candidato para
obtener un tercer mandato.
«El electorado está enviando un mensaje a Tony Blair
porque el Partido Laborista parece incapaz de corregirle. Lo que
hicimos en Irak ha deshonrado al Reino Unido en el mundo»,
declaró Clare Short, ex ministra de Cooperación Internacional.
Short, que renunció por su oposición a la guerra de
Irak, sostuvo además que si Blair «no cambia de política,
la única forma de corrección es que él renuncie
al liderazgo» del partido.
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