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Para
entender el nuevo escenario |
1) ¿Qué ganó
la Argentina al evitar el default con el Fondo?
En primer lugar, el país se mantiene dentro de las reglas de
juego financieras internacionales. Las relaciones con el FMI, el Banco
Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo siguen en un plano
de normalidad. Eso implica mantener la financiación de esas
fuentes y gozar de la reprogramación de pagos acordada.
También se mantiene abierta una ventanilla crediticia que seguramente
será de gran importancia en los próximos años.
Frente a los países del Grupo de los Siete, además,
se ganó tiempo para demostrar que la propuesta argentina es
la más adecuada para combinar crecimiento local (y atención
de la «deuda interna») con pagos al exterior.
2) Qué ganó el FMI al flexibilizar sus demandas
a la Argentina?
Evitó una crisis de sus propias finanzas, que hubiera acarreado
además graves consecuencias en el BM y particularmente en el
BID. Un default argentino habría representado para el FMI pasar
a pérdida más de 15 mil millones en créditos
al país, casi un 15 por ciento del total de su cartera activa.
Lo propio deberían haber hecho el BM con casi un 10 por ciento
del total de sus préstamos otorgados, y el BID con más
del 20 por ciento, lo cual les habría dificultado la percepción
de fondos adicionales de sus países miembros. Con el pago de
ayer, alejó el riesgo del «mal ejemplo» de un deudor
díscolo, que a corto o mediano plazo podía haber generado
un precedente difícil de manejar.
3) ¿Cómo incidirá en la marcha de la
economía argentina?
La señal de relativa normalidad en las tratativas con el Fondo
y el avance en la negociación con los acreedores prefigura
un panorama más despejado para los negocios. Muchas decisiones
de inversión ligadas a la recomposición del mercado
interno y las buenas perspectivas internacionales (tanto en el agro
como en la industria) seguirán adelante, con el consecuente
efecto beneficioso para la reactivación y el empleo.
4) ¿Argentina cedió a las presiones del FMI
porque pagó?
A la vista de las pautas definidas por el presidente Kirchner y la
directora interina del organismo, está claro que el país
logró sortear varias, si no todas, las demandas extremas.
Primero, se evitó priorizar en las tratativas al grupo de bonistas
liderado por el italiano Nicola Stok, uno de los más críticos
de la política de Roberto Lavagna. El país tampoco ató
el éxito de su propuesta de quita en la deuda a la aceptación
formal de un determinado porcentaje de acreedores (en vez de eso,
el objetivo será llegar a un «nivel razonable»
de adhesiones). En tercer lugar, se ratificó que los bancos
asesores de la reestructuración no podrán apartarse
de las condiciones contractuales pactadas con el gobierno argentino.
5) ¿ Cómo queda la relación con le grupo
de los países ricos?
Como en otras oportunidades, los requerimientos del Grupo de los Siete
parecen haber sido salvados por intervención del socio mayor,
Estados Unidos, principal accionista del Fondo Monetario. Tal aquiescencia
no evitará nuevos pronunciamientos, por ejemplo de países
europeos, Canadá o Japón. Pero eso no implicará
en los próximos meses alterar el rumbo definido para superar
la crisis del endeudamiento. Los acreedores, a su vez, renovarán
sus cuestionamientos y algunos -en particular los fondos buitre- seguirán
probando con la vía judicial. |
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