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Charlas de Quincho

 



AÑO DEL CENTENARIO DE LA CIUDAD DE NEUQUÉN
El maestro uruguayo que entregó
su vida por la educación neuquina

Por Elsa Bezerra

Don Carlos nació en Paysandú, República Oriental del Uruguay, el 15 de octubre de 1901.
Emigró con sus padres a la Argentina. Estudió en la Escuela Normal de San Justo, Provincia de Santa Fe, egresando como Maestro normal Nacional en 1920 y se decide a ejercer su profesión en el Territorio del Neuquén. El 14 de enero de 1929 se hace cargo de la Escuelita de Hua Hum.
Un enviado especial del desaparecido diario “Crítica”, recrea y recuerda el comienzo de la actividad docente de don Carlos Ríos, en la escuelita fronteriza de Hua- Hum. ( Crítica, 29 de diciembre de 1930), en el artículo se destaca su accionar en esa comunidad
La Escuela de Frontera N ° 53 de Hua-Hum nace a raíz de una solicitud del vecindario al entonces ministro de Guerra de la Nación, Gral. Agustín P. Justo, en oportunidad de una visita a la zona. Éste donó una partida para construir la escuela de la cual don Carlos Ríos fue primer director y maestro. Se hace cargo en enero de 1930. La escuela estaba sólo a quince metros del límite de la frontera con Chile.
Carlos Agustín Ríos llegó a Neuquén el 14 de enero de 1929 después de haber actuado como docente en escuelas de la provincia de Santa Fe desde 1921 a 1928. Lo acompañaba su flamante esposa María Luisa Pesce , quien fuera la compañera durante toda su vida y con la que tuvo tres hijos nacidos en esta provincia: Carlos María , Antonio María y Luisa Ana María. Esta última siguió ,como su padre, la carrera docente, que desempeñó en escuelas de la ciudad de Neuquén hasta su jubilación.

La vida en Hua Hum
Cuando llegó al lugar tampoco había cementerio, él mismo lo diseñó y diagramó cerca de la escuela, pues como en el caso anterior ocurría que los difuntos eran trasladados al otro lado de la cordillera para ser sepultados.
Allí, en un lugar apartado de todo lo civilizado y al borde del límite fronterizo, con grandes dificultades materiales y carencias de todo tipo, desempeñó su abnegada obra de argentinidad, haciendo flamear por primera vez en estos confines nuestro emblema azul y blanco, bandera que él mismo compró y guardó durante cincuenta años. Esa bandera ,en su momento, fue entregada por don Carlos para su custodia a la Honorable Legislatura Provincial, la que luego nombró como depositaria a la Junta de Estudios Históricos del Neuquén, quien actualmente tiene su custodia.
Así, su escuelita de la frontera sirvió de avanzada civilizadora en estas latitudes de nuestro querido suelo neuquino.
Su actividad en esa zona fue muy dura, no tenía ni los elementos más indispensables para practicar la docencia. No tenía libros y él era corresponsal del diario “La Prensa” y lo que hacía era coleccionar esos ejemplares que sirvieron para que sus alumnos aprendieran las primeras letras.
Por esas cosas del destino, muchas veces injustas como en este caso, don Calos debió dejar Hua-Hum en 1933, pues una disposición emanada del Ministerio de Educación de la Nación dictaminó que quien no fuera argentino nativo, no podía ejercer la docencia en zonas de fronteras y él era de nacimiento uruguayo.

El adiós a su obra
Con gran dolor tuvo que dejar esta obra que había construido con dedicación. Contaba que el día que dejó la escuelita el Jefe de Carabineros teniente Amor Bermúdez le expresó al cruzar la tranquera: “...Profesor, mi patria permanentemente agradecida a un argentino que ha enseñado a nuestros niños las primeras letras del abecedario”.
Contaba que en silencio retiró del mástil la bandera Argentina que flameó en la frontera y la guardó , pues consideró que con el tiempo sería una pieza de gran valor histórico.
Esta situación y en mérito a sus servicios es trasladado a una escuela de mayor categoría y así llegó a Junín de los Andes como director de la Escuela Nacional N° 7 “Tomás Falkner”, y también de la escuela anexa a la Fuerzas Armadas, donde se alfabetizaba a los conscriptos. Estuvo en estos cargos hasta 1945, fecha en que es trasladado a la Escuela Primaria N° 12 “Bartolomé Mitre” de las Lajas y luego a la Escuela militar de esa localidad.
Fue vasta la trayectoria y cargos desempeñados en el interior de la provincia, actuando en Junín de los Andes, Las Lajas, Zapala , donde se desempeñó como maestro, director, periodista y Comisionado del Registro Civil.
Más tarde es nombrado Inspector de Zona de Escuelas Primarias Nacionales en Neuquén Capital, cargo que desempeñó entre 1956-1961, para luego jubilarse.
Por sus antecedentes y experiencia fue designado Miembro del Jurado de Oposición por la Provincia del Neuquén para la selección de Inspectores Técnicos Zonales, realizada en la ciudad de Viedma, Río Negro.

Capacidades múltiples
Además de maestro ejemplar, transmisor de las bellas virtudes que debe poseer todo ser humano don Carlos fue también, como dijimos, periodista.
En 1927 se incorpora como corresponsal del diario “La Prensa” de Buenos Aires , que mantiene hasta sus bodas de oro. También fue corresponsal de “La Nación” y “La Razón” de Buenos Aires. “La Nueva Provincia” de Bahía Blanca, del periódico “El Territorio” de Neuquén y “El Paladín” de Junín de los Andes.

 

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