Ciudad del Vaticano >
El Papa Juan Pablo II, en buenas condiciones de salud y con un tono
de voz claro y comprensible, presidió ayer en el Aula Nervi
una audiencia con seis mil peregrinos.
«Queridísimos hermanos y hermanas», dijo el Pontífice,
y fue inmediatamente interrumpido con aplausos y gritos de alegría
por parte de los devotos, felices de verlo en un mejor estado que
en días pasados.
Cada palabra que pronunciaba el Papa, de 83 años, era seguida
por una ovación. El Pontífice leyó solo la
primera parte del discurso y luego el saludo final.
Cinco largos aplausos acompañaron el ingreso de Karol Wojtyla
en el aula. La gran sala estaba completamente llena. Un niño
gritó «Viva el Papa», lo cual fue seguido por
grandes aclamaciones.
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