CIPOLLETTI.- Al filo
de la medianoche, Julio Arriaga y sus seguidores seguían
manteniendo sus expectativas en cuanto al resultado de los comicios
para gobernador. «Hasta que yo no tenga los resultados de
Bariloche, no hablo», manifestó el candidato, que no
quería hablar, al cierre de esta edición, sobre posicionamientos
finales.
Arriaga, postulante del Encuentro de los Rionegrinos, se trasladó
ayer, pasada las 23, hasta las instalaciones de los Bomberos Voluntararios
para hablar con una nutrida cantidad de partidarios, que llenaron
el lugar.
En el salón de Bomberos, Arriaga se presentó acompañado
por el candidato a diputado circuital Fabián Gatti, por el
postulante a diputado nacional Luis Bardeggia, y otros candidatos
del sector, entre los que se encontraba el electo intendente de
Cipolletti Alberto Weretilneck.
Arriaga subió al palco acompañado por toda su familia
y afirmó, ante una enfervorizada multitud, «que nadie
piense que me voy a ir a mi casa», si los resultados lo confirmaban
como perdedor definitivamente en los comicios.
Ante la posibilidad de una derrota, expresó que «no
voy a aceptar ningún ofrecimiento de cargos. Me van a ofrecer
cargos, pero los voy a rechazar. Que nadie piense que me voy a ir
a mi casa porque podemos perder la elección».
Al despedirse de sus seguidores, enfatizó que «vamos
a estar atentos a los cómputos finales y volveremos»,
tras lo cual se retiró con su equipo de colaboradores, dejando
anoche un final abierto y sin aceptar una derrota.
En diálogo con LA MAÑANA DEL SUR,
Arriaga fue categórico en cuanto a que no iba a hablar de
los resultados de los comicios hasta no disponer de los datos correspondientes
a la ciudad de Bariloche, en la que el postulante mantenía
hasta el último grandes expectativas.
Más allá del parecer del candidato, los guarismos
provinciales marcaban una derrota para Arriaga, quien, pese a sus
esfuerzos, no consiguió entusiasmar al resto de la provincia
con su fama de buen administrador conseguida en Cipolletti. No pudo
exportar su modelo local hacia el resto de Río Negro, que,
una vez más, optó por los partidos tradicionales.
La derrota lo obligará a revisar las estrategias de crecimiento
del Encuentro de los Rionegrinos, de cara al futuro.
Arriaga se mostró muy emocionado por el apoyo mayoritario
que consiguió de los cipoleños, que de esa manera
le dieron una digna despedida a sus dos mandatos como intendente.
En Cipolletti, se puede decir, su presencia resultará tutelar
por mucho tiempo y marcará a fuego la política de
los años que se vienen.
Más allá de los esfuerzos que él y los suyos
pusieron por llevar el mensaje y la propuesta del Encuentro a todos
los rincones de la provincia, la realidad fue contundente en cuanto
a que los rionegrinos siguen apostado a la UCR y al PJ como alternativas
de gobierno.
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