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Néstor Kirchner
llegó a la presidencia al desistir Carlos Menem de participar
del ballottage. |
BUENOS AIRES.- El presidente Néstor Kirchner
cumplirá hoy los primeros 100 días de gestión,
marcada por una cantidad de hechos resonantes, que abarcaron un
amplio abanico que va desde las políticas de derechos humanos
a temas institucionales.
Desde que asumió el poder, el 25 de mayo último, el
mandatario sacudió a la sociedad con el relevamiento de las
cúpulas militares, puso en jaque a Julio Nazareno (entonces
presidente de la Corte), se reunió con líderes mundiales,
logró que se anularan las leyes de la «impunidad»
y hasta tuvo la primera crisis con su vicepresidente, Daniel Scioli.
No obstante, la sociedad y los millones de desocupados y subocupados
todavía esperan de Kirchner un contundente plan para combatir
la desocupación, así como también una fuerte
política para impedir aumentos de las ya altas tarifas de
servicios públicos.
Primero, y desde que tomó el bastón presidencial,
Kirchner sorprendió porque se mostró bastante lejos
del protocolo que implica su investidura, que dio origen al denominado
«estilo K».
Quizás por esta razón tuvo, y tiene, un alta imagen
positiva que luego pudo conservar con sus determinaciones: la primera
de ellas vinculada con el desplazamiento del jefe del Ejército,
General Ricardo Brinzoni, quien en su momento se atrevió
a responderle públicamente.
La purga incluyó además a otros 19 generales, 13 almirantes
y doce brigadieres, y se convirtió en la más importante
desde el regreso de la democracia, en 1983.
Consolidada su decisión, el Presidente fue más allá
y pidió el alejamiento de Nazareno, titular de la Corte Suprema
de Justicia, apuntado desde hacía mucho tiempo por sus vínculos
con el menemismo.
Finalmente, y acorralado por su incómoda situación,
el funcionario de origen riojano decidió renunciar antes
de que llegara el juicio político, promovido desde el Congreso,
y que abarcaba a varios de sus colegas.
En medio de un ritmo frenético, Kirchner aprovechó
estos primeros cien días para hacerse conocer a nivel internacional,
aunque los primeros contactos los hizo durante los diversos actos
realizados para su propia asunción.
Por aquellos días, la visita de Fidel Castro acaparó
todas las miradas y su poder de seducción quedó plenamente
ratificado en el discurso que brindó en la Facultad de Derecho
de la UBA ante unas 5 mil personas.
Kirchner también pasó brevemente por Londres, donde
participó de un foro con representantes de la «tercera
vía», incluido el primer ministro Tony Blair, y fuera
de agenda surgió una invitación de George W.Bush.
El presidente retornó de la capital británica, estuvo
unas pocas horas en Buenos Aires y luego partió hacia Washington
para encontrarse con el mandatario norteamericano.
Además, Kirchner afianzó a su regreso el vínculo
con diversos presidentes sudamericanos, especialmente con el brasileño
Lula Da Silva, el venezolano Hugo Chávez y el chileno Ricardo
Lagos, entre otros.
Sin embargo, el jefe de Estado no quedó con eso y durante
este primer tramo de su administración logró que se
interviniera el Pami y que el Congreso anulara las leyes de la «impunidad»
contra los militares que actuaron en la represión de la década
del ’70.
“La realidad indica que falta mucho”
BUENOS AIRES.- El arzobispo de Resistencia, monseñor
Carmelo Giaquinta, pidió a quienes se «extasían
con el factor ‘K’», en referencia al presidente
Néstor Kirchner, que reflexionen porque «la simple
observación de la realidad dice que falta el ingrediente
de otros factores indispensables para el resurgir argentino».
Giaquinta, que es también presidente de la Comisión
Episcopal de Pastoral Social, solicitó a «quienes se
extasían con el factor ‘K’, que reflexionen pues
la simple observación de la realidad dice que falta el ingrediente
de otros factores indispensables para el resurgir argentino».
Según reprodujo la agencia AICA, en declaraciones en Resistencia,
el prelado aseguró que «es difícil encontrar
en Occidente otra nación, con tantas posibilidades, cuya
dirigencia política haya obrado más insensatamente,
a contrapelo de la historia y del bien del pueblo».
«Antes podía descargar sus responsabilidades en los
militares por sus reiterados golpes. Desde hace veinte años
los políticos y los partidos no tienen más ese chivo
expiatorio», dijo.
Finalmente, el arzobispo de Resistencia aseguró que «el
colapso del 20 de diciembre de 2001 es obra de su exclusiva responsabilidad»,
en referencia a la clase política.
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