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Transporte: paro tuvo poca adhesión
pero amenazan con endurecer protesta
NEUQUEN.- En su primer día, el paro dispuesto por uno de los sindicatos que agrupa a los choferes de Indalo tuvo escasa adhesión y prácticamente no resintió el servicio de transporte público pero el conflicto -marcado por una fuerte y peligrosa interna gremial- amenaza con profundizarse.
El nuevo Sindicato de Choferes -surgido bajo el ala de la CTA- decidió instalar una globa frente a la base de la empresa y si hoy no logran la reincorporación de los tres empleados despedidos, amenazan con endurecer la medida de fuerza. Entre las alternativas que se barajan, anoche no se descartaba la posibilidad de cortar la Ruta 22 con el respaldo de los otros gremios de la organización sindical que tiene su fuerte en el ámbito estatal.
Ayer el nivel de adhesión al paro era distinto de acuerdo a la información que manejaban las partes en disputa. Para el gremio que conduce Eduardo Rodríguez, el paro afectó el 40% del servicio; para Indalo llegó al 10% y el municipio aseguró que hasta las 9.30 se registró una baja estimada del 5% en los recorridos, aunque luego de esa hora se normalizó.
Aunque desde la medianoche y hasta la madrugada se vivieron momentos de tensión frente a Indalo, no se registraron incidentes de relevancia, pero hubo una fuerte presencia de policial, con efectivos de la DESPO y el carro hidrante incluido.
Temiendo que se produjera algún encontronazo entre gremialistas de la CTA y la UTA, la empresa había solicitado custodia policial. Lo propio hizo el municipio pidiendo a la Jefatura de Policía que tome las medidas para que se garantice la libertad de trabajo. De todas formas, tres colectivos fueron apedreados -uno en Valentina Sur a las 5.40 (Ramal 10A) y los otros dos a las 8.56 y a las 19 (Ramal 8)-. Uno terminó con los vidrios rotos.
«Vamos a instalar una globa frente a la empresa y se analiza hacer un corte de ruta para que Indalo y la subsecretaría de Trabajo no sigan haciendo oídos sordos a nuestro reclamo», dijo Rodríguez, que además acusó a la UTA de «boicotear la protesta».
Ismael Infante, vocero de Indalo, aseguró que el nivel de presentismo de los choferes llegó al 90% y anunció que serán descontados los días no trabajados por considerar que el paro es ilegal.
«De la gente que está frente a la base, sólo 8 son empleados de la empresa, el resto son de otros gremios de la CTA», dijo Infante, ratificando que «no se va a dar marcha atrás con los despidos, y no se va a recibir al sindicato porque no está reconocido».
Desde el municipio, el secretario de Gobierno, Marcelo Inaudi, no anduvo con vueltas. «Esto es parte de una trifulca entre gremios y los usuarios quedan como rehenes», dijo el funcionario, quien pidió personalmente la intervención policial «para garantizar el derecho de los choferes que querían trabajar».

Madrugada agitada

Para nadie es un secreto que el servicio de transporte público se ve envuelto en una interna gremial que tiende a agudizarse entre la CTA -que quiere ganar terreno en el ámbito privado- y la UTA, enrolada en la CGT Unidad, que no quiere perder el dominio de un terreno estratégico. El gremio de choferes no es numeroso, pero es clave. La parálisis en ese sector repercute directamente en el resto de las actividades. De allí el apetito que despierta. Por estas horas, el mayor temor es que la interna se lleve al campo de la acción directa. Aunque hasta ayer no se registraron incidentes, estuvieron todos los elementos para que así fuera.
Cerca de la medianoche, el secretario de Gobierno del municipio, Marcelo Inaudi, se hizo presente en la Jefatura de Policía. En mano, entregó al responsable de la fuerza, Juan Carlos Lezcano, una nota donde pedía la intervención de los efectivos policiales para evitar incidentes y para garantizar la libertad de trabajo. Lo mismo había hecho la empresa Indalo. La planta ubicada en calle Solalique se convirtió en una pequeña fortaleza donde en medio de la oscuridad se recortaba la silueta de los efectivos de la DESPO y del camión hidrante. La advertencia de la CTA de instalar un piquete en el portón de ingreso había puesto en guardia a los gremios de la CGT. Al local de esa central, desde la medianoche y hasta las 2 de la madrugada de ayer, fueron llegando militantes dispuestos a poner freno a las ambiciones de la CTA y defender el territorio de la UTA. Un llamado desde la Jefatura de Policía, calmó los ánimos y los hizo desistir de la idea de trasladarse hasta el lugar del conflicto. Igualmente un grupo de dirigentes cegetistas decidió ir hasta la planta de Indalo pero a pocos metros de San Martín y Solalique fueron frenados por efectivos policiales que les aseguraron tener la situación controlada.

 

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