NEUQUEN.- Durval Rodríguez
tiene 90 años y, por lo que dice, nació y vivió
toda su vida en un puesto cercano a Las Ovejas donde cria chivos.
Es uno de los 450 pobladores que después de varias décadas
reciben la adjudicación de las tierras que ocupan desde mucho
antes que Neuquén sea declarada como provincia.
Desde hace tres años se han entregado más de 600 mil
hectáreas a sus ocupantes históricos mediante un programa
denominado Reconocimiento Histórico a Pequeños Crianceros.
Desenpolvando la pesada burocracia, lo que se hizo desde la Dirección
General de Tierras fue tomar los expedientes compuestos de varias
hojas amarillas por el paso de tiempo, y darles operatividad.
Se les cobra un valor simbólico de 50 centavos la hectárea
y se tramita, en principio la adjudicación y posteriormente
la entrega del título de propiedad.
«Al hombre que toda su vida vivió en el campo hay dos
cosas que lo movilizan íntimamente, una son sus piños
de chivos y la otra es la posesión de la tierra», comentó
el director General de Tierras, Luis Alberto Martínez. En
términos administrativos el decreto que autorizó este
programa habilita a hacer una distinción entre aquellos crianceros
que no tienen ingresos para comprar las propiedades y aquellos que
son ocupantes pero que han desarrollado emprendimientos que le permiten
acceder a su pago en función del precio del mercado.
Martínez se sorprendió el miércoles cuando
en el centro comunitario del barrio Suyai de Plaza Huincul concurrieron
nada menos que 100 crianceros de los alrededores a informarse sobre
las características de este plan. Es que en Neuquén
-dijo- nunca se habían entregado tierras fiscales a sus ocupantes.
De aquí a fin de año se espera entregar las adjudicaciones
a más de 400 familias en toda la provincia.
Mediante otro programa, financiado por entidades internacionales,
se espera regularizar la tenencia de 1.574.000 hectáreas.
De ellas 890 mil ya están mensuradas y en proceso de adjudicación
a 600 familias y el resto ya fueron licitadas para que sean mensuradas
a fin de entregarlas a 300 familias más.
La ocupación de tierras y su posesión estuvo rodeada
de un manto de suspicacias y misterio lo que justifica, de alguna
manera, que los expedientes de adjudicación estuvieran archivados
durante tantas décadas. El equipo que conduce Martínez
se traslada periódicamente hacia los distintos parajes de
la provincia a realizar las inspecciones para determinar si las
mensuras realizadas hace varios años se reflejan en la realidad,
en función de que ahora se cuentan con métodos modernos,
incluyendo satélites, para su demarcación. «Nuestra
intención es tratar los problemas cara a cara porque es muy
difícil que los puesteros se trasladen hacia las delegaciones
que están en las ciudades», comentó el funcionario.
Difícil paradoja de hacer cumplir a rajatabla
la ley
Cumplir los dictados legales, aunque parezca paradójico,
fue la llave que permitió al organismo de Tierras terminar
con algunas polémicas por la posesión de tierras que
se plantearon en los ultimos tiempos.
Existen normas que estipulan la entrega de tierras para producción
con un cronograma de inversiones cuyo poseedor debe cumplir, caso
contrario el Estado tiene herramientas para quitarle la posesión.
Hubo un caso en Vista Alegre donde una persona pidió tierras
para un emprendimiento y se le dijo que podía ocupar un predio
sin invadir a otro, cosa que no cumplió. El emprendedor realmente
quería producir pero debía esperar a que se cumplieran
los plazos legales correspondientes para ocupar las hectáreas
que él pretendía poner en producción.
El otro caso fue en una villa cordillerana. Una mujer pretendía
adueñarse de tierras blandiendo una compra de las mismas
que había efectuado tiempo atrás pero que, pese a
que sus reclamos fueron airados en algún momento, no habían
tenido la autorización del organismo que administra las tierras
fiscales en Neuquén.
Caminar por la cornisa de la legalidad, frente a la especulación
y los lobys políticos, no es una tarea demasiado sencilla.
No existe disponibilidad en las zonas
productivas
NEUQUEN.- En la puerta de ingreso a la Dirección
General de Tierras hay un cartel de considerables dimensiones que
recomienda no insistir por disponibilidad de tierras fiscales en
todas las ciudades ribereñas de la Confluencia, incluyendo
a Añelo y El Chañar.
La colocación del mismo obedeció a los reiterados
pedidos de tierra que se recibían para poner en producción
en función de las bondades climáticas y acceso al
riego que se cuenta en los valles de los ríos Limay y Neuquén.
El cartel sólo hace referencia a la posesión de las
tierras pero no en cuanto a su utilización. La productividad
versus la especulación es un tema que siempre ha rondado
la discusión sobre la producción en Neuquén.
Esta es una de las razones por las que se envió a la Legislatura
un plan para expropiar tierras en Senillosa donde es más
visible la improductividad de grandes extensiones que tienen el
preciado servicio de riego, después de que fracasaran otros
intentos indirectos como el aumento del cánon de riego que
se aplicó durante la anterior gestión de gobierno.
Una bisagra en la discusión fue el proyecto de iniciativa
privada que presentó el grupo mendocino Mattas para industrializar
papas producidas en Neuquén para lo cual requiere su cultivo
en más de 6.000 hectáreas.
Los planes de regularización en la titulización de
las tierras tienen el fin último de que sea el sector privado
el que la utilice como herramienta al servicio de la producción.
Es que de las 4.500.000 de tierras fiscales que tiene la provincia
unas 3.650.000 tienen solucionadas, ya, sus problemas de titularidad
y están aptas para la actividad productiva.
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