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Alfredo Pujante. Eduardo
Correa. |
NEUQUEN.- El decreto a refrendar por la Legislatura
neuquina, a través del cual el gobierno de la provincia concedió
la preadjudicación del complejo de aprovechamiento multipropósito
Chihuido II a las empresas Industrias Metalúrgicas Pescarmona
SA y Lagarde SA, es desde ayer motivo de una nueva disputa política
entre la oposición legislativa y el Ejecutivo provincial.
La propuesta elevada sobre fines de 2002 por el grupo IMPSA hacía
mención a una inversión total de u$s 750,4 millones
de los cuales 349 millones de la moneda norteamericana deberían
surgir del aporte de los Estados provincial y nacional.
El gran dilema que se planteó ayer fue si Provincia deberá
aportar 129 millones de dólares o si los millones autorizados
oportunamente por la cámara neuquina son en divisa nacional
(en aquel momento, pesos convertibles con paridad uno a uno).
De acuerdo con el texto de la Ley aprobada en mayo del 2000 la cámara
neuquina autorizó al gobierno de la provincia un endeudamiento
del orden de los «129 millones de pesos convertibles».
La interpretación de esta parte de la Ley es lo que amenaza
con demorar la aprobación de la preadjudicación de
Chihuido II.
Los diputados del ARI, Carlos Moraña y del Socialismo, Eduardo
Correa, fueron los primeros en objetar cualquier decisión
apresurada con respecto a la posibilidad de refrendar el decreto
provincial de preadjudicación de Chuihuido II.
«Vamos a esperar a que el proyecto llegue a la cámara»,
indicó ayer Correa.
El legislador socialista indicó que «si bien se autorizó
un endeudamiento en dólares, existen otros elementos que
en el momento evaluaremos para decidir la aprobación de la
propuesta oficial».
Objeciones
Entre las objeciones Correa enumeró «las secuelas
de desocupación que dejan estas mega-obras cuando llegan
al final de su construcción y la falta de un proyecto productivo».
El diputado provincial también apuntó sus objeciones
a la necesidad de contar con una política de preservación
de reservas naturales ubicados en la zona en la que se construirá
el emprendimiento hidroeléctrico.
El gobierno neuquino por su parte metió presión a
los legisladores promoviendo su posición con respecto al
futuro de Chihuido II y la interpretación de la Ley.
El ministro de Hacienda y Obras Públicas, Alfredo Pujante,
dijo que lo que queda ahora es la ratificación por parte
de la Legislatura de esta adjudicación y la aprobación
del contrato cuyo texto ya formaba parte del pliego que oportunamente
se puso a consideración de ese cuerpo.
Agregó que se están realizando ante el gobierno nacional
las gestiones tendientes a que este comprometa el aporte, que «en
virtud de los compromisos asumidos cuando se concesionó Cerros
Colorados, debe realizar para asegurar el control de las crecidas
aguas debajo de la represa».
Autorizado
El ministro explicó que la ley 2.316 por la que se autorizó
el llamado a licitación del proyecto «autorizaba también
a la provincia a realizar un aporte de hasta 129 millones de dólares»
y ahora hay que obtener ese financiamiento.
Dicha ley en su articulo 3° establece «autorízase
al poder ejecutivo a gestionar, ante el Estado Nacional, instituciones
de crédito y otros organismos internacionales, la obtención
de recursos destinados al cumplimiento de compromisos que deba afrontar
la provincia en el financiamiento del proyecto cuya licitación
aprueba la presente ley».
En cuanto a si el monto del aporte provincial autorizado es de 129
millones de dólares o pesos Pujante señaló
que «nosotros hemos sido muy explícitos y prudentes
en la elevación a la Legislatura. La ley hablaba de 129 millones
de pesos convertibles, obviamente ha habido cambios y corresponde
a los mismos legisladores explicar lo que quisieron decir en aquel
momento».
Enojos terminan en gran portazo
Lo que debió ser una reunión formal para la asunción
de las nuevas autoridades de la comisión de Educación
se convirtió en un nuevo escandalete legislativo, que puso
en peligro el laborioso acuerdo que sellaron todos los bloques para
que la Legislatura vuelva a sesionar.
El diputado socialista Eduardo Correa y el oficialista Osvaldo Ferreyra
fueron los dos legisladores que protagonizaron el encontronazo luego
de que, en duros términos, el diputado opositor cuestionó
que el representante del MPN sea integrante de la comisión
de Educación, por entender que «los valores que transmite
la educación se contraponen a conductas sospechadas de corrupción».
Se quejó también porque -aseguró- «en
tres años de funcionamiento de la comisión sólo
asistió a dos reuniones».
La reunión de la comisión de Educación había
sido convocada por una razón meramente formal: oficializar
la asunción de la diputada Viviana Susterman (MPN) como presidente
de ese estamento, en reemplazo del hoy ministro de Gobierno Oscar
Gutiérrez.
Todos los diputados presentes (de la Alianza, el PJ y el MPN) estuvieron
de acuerdo en la designación de Susterman, pero la hecatombe
sobrevino cuando Correa cuestionó la presencia de Ferreyra
en el lugar.
«Si él se queda yo me voy», dijo el socialista,
quien tras esperar unos minutos y observar que Ferreyra no se retiraba
optó por levantarse de su silla y dejar la sala de comisiones
con cara de pocos amigos.
Según Correa, luego de que él se retiró «el
diputado Ferreyra dijo a los diputados que lo escuchaban que iba
a esperar el fallo de la Justicia para dedicarse a perseguir a todos
los que ya lo han juzgado». Agregó que expresaba su
«más enérgico repudio a esas amenazas».
Tras los dichos de Ferreyra, quienes se levantaron de la reunión
fueron los diputados aliancistas -Ricardo Villar, Rita Santarelli
y Mirta Domene- quienes se mostraron en desacuerdo con los dichos
del diputado del MPN.
Así las cosas, la reunión de la comisión educativa
terminó de una manera más abrupta de lo que se suponía.
obviamente, los legisladores no le pudieron poner fecha a un nuevo
encuentro de ese cuerpo.
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