NEUQUEN.- Los restos
de Josefa Lepore de Mujica, una de las fundadoras de la Asociación
Madres de Plaza de Mayo, fueron inhumados ayer en el cementerio
central de la ciudad de Neuquén.
Representantes de organismos de derechos humanos, gremios y vecinos
de la ciudad acompañaron el cortejo desde la sala velatoria
hasta el cementerio central.
En ese lugar varios dirigentes y militantes de derechos humanos
hablaron para destacar la trayectoria de «Beba» Mujica,
como era conocida en Neuquén, y cuyos restos fueron despedidos
con un cerrado aplauso de los asistentes.
Mujica tenía 85 años y falleció el miércoles
en el hospital provincial «Castro Rendón» de
Neuquén donde estaba internada desde el sábado último
debido a un cuadro de neumonía.
Mujica se integró a Madres de Plaza de Mayo desde la primera
ronda que realizaron en Buenos Aires a raíz del secuestro
y desaparición de su hija Susana, ocurrido el 9 de junio
de 1976 en su casa de la ciudad de Neuquén.
Fortaleza
Ayer, Oscar Ragni, dirigente de los Derechos Humanos y compañero
de Mujica en la lucha por pedir justicia por sus hijos desaparecidos,
la recordó como una mujer de gran fortaleza, pese a su frágil
apariencia física. «Tenía una apariencia frágil,
pero era de acero fino muy resistencia», indicó Ragni
en declaraciones a LA MAÑANA DEL SUR.
Ragni aseguró que si bien Beba era una persona de perfil
bajo, «tenía muy en claro cuáles eran sus objetivos».
«Siempre predominaba su voz, pero siempre terminaba con una
sonrisa. Era muy afectiva y sensible, pero con energía y
vitalidad», explicó.
Recordó Ragni que con Mujica compartieron militancia, «pero
intimidad a la vez». «No la vimos desfallecer nunca
ni aún en momentos en que empezó a sentirse su disminución
física», explicó.
El círculo de amigos y compañeros de lucha estuvo
con Beba hasta el último momento. Fue como una forma de acompañarla
en el poco tiempo en que se desencadenó la enfermedad.
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