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Por Hilda López |
NEUQUEN.- Iñaki Urlezaga tiene
27 años y una vida dedicada a la danza. Cuando se cerraba
la edición del diario, su cuerpo se desplazaba como un pájaro
sobre el escenario del Teatro Español de Neuquén y
las valijas estaban prontas en el hotel para llevarlo a Cutral Co,
donde actuará hoy.
Imaginar que a los 14 años alguien puede decidir sobre su
futuro, es casi imposible, es el tiempo de reservarse unas horas
más de cama, alguna «rabona» a la escuela, la
primera chica, quizás hasta el primer cigarrillo y la duda,
la pegajosa duda sobre qué remera calza mejor, la roja, la
negra, la blanca.
En ese momento Urlezaga estaba audicionando en el New York City
Ballet y era aceptado en la compañía como «aprendiz».
Ya había pasado por el Instituto Superior de Arte del Teatro
Colón, y había sido becado para estudiar en The School
of American Ballet. Así de joven era cuando viajó
por Venezuela, Colombia, Miami y Nicaragua, invitado por el maestro
Héctor Zaraspe, lo que se denomina «un capo»
de la danza.
No se puede calcular con exactitud en qué momento Iñaki
siente la caricia de la gloria, que debe ser el aplauso cerrado
y de pie que le brinda la gente cuando lo ve.
Es sencillo, discreto y reflexivo, cualidades que se sienten en
la piel apenas abre la boca.
Este diario conversó con el bailarín, al inicio del
ensayo en las primeras horas de la mañana de ayer.
Nos sentamos en el piso porque él debía hacer ejercicios
de calentamiento, elongación, y esas cosas que se hace cuando
se es bailarín. Es evidentemente un oficio muy exigente.
«Esta disciplina me hizo más realista, no tan volátil...
porque el artista tiene esa dualidad: por un lado soñador,
vive como una realidad subjetiva y por otro lado vive una vida tan
rígida, tan exigente que hace que la realidad uno la tome
en serio, que no es un juego, uno está trabajando»,
dice y sigue; «hay que dar pautas, tiempos, precisiones».
Lo que recuerda es cuando se dio cuenta que «la mano»
venía así.
«Creo que fue cuando entré al Colón, yo era
muy chico y me trataban como un adulto, eso es un cambio muy violento
para un niño», piensa y agrega: «eso sucede en
el teatro porque es una escuela, y sobre todo cuando uno viene de
una familia que mamá o papá, uno llora y obtiene lo
que desea».
La familia juega un rol importante en el desarrollo de una carrera
artística y ésta no ha sido una excepción.
«Nunca tuve unos padres débiles, por eso pude llevar
esto adelante, aceptaban esto así».
Pareciera que Urlezaga siempre fue un chico, será porque
desde muy pequeño se familiarizó con los grandes y
con responsabilidades enormes, todo ocurrió en un trayecto
muy corto de su vida.
«Me vinculaba con los demás chicos de una forma distinta,
los demás tenían una vida más flexible con
más tiempo para jugar, más de niño».
La danza es su pasión pero nunca un juego.
«La danza es una carrera, forma parte de mi vida», asegura.
La Plata es su cuna, y también donde uno supone que fue a
la secundaria, sin embargo no es así: «Hice la secundaria
libre, no fui a la escuela», dice. De todos modos se le cruzó
por la cabeza alguna vez estudiar en la universidad, pero la danza
pudo más.
«Me hubiera gustado estudiar psicología, me gusta la
psiquis, el razonamiento, la mente humana, soy una persona reflexiva»,
se anima.
Humanidad
Su mirada va directa a la mirada de su interlocutor, sin perder
el ritmo de los ejercicios, mientras los jóvenes del ballet
están haciendo su rutina en el escenario. Clima de trabajo.
¿Qué busca en el otro este artista?
«Humanidad, que es lo que está faltando, es lo que
me hace sentir cómodo, bien». El tiempo, ese tirano,
le permite sin embargo leer a los clásicos: «a Cervantes
nunca lo leí, aunque lo hice», confiesa, «pero
leo a los rusos, Borges y ahora también a García Márquez»,
enumera.
Volviendo al Quijote, piensa que «los personajes están
sacados de la realidad», pero que en la vida más que
el flaco de La Mancha, «me encontré con más
Sanchos Panza».
Con la prensa, tiene una relación normal: «ni bien
ni mal, no soy mediático», dice este hombrecito que
no sabe hasta qué edad va a bailar.
Lo inevitable, el tema de la guerra aparece y dice: «es atroz,
muy triste, la humanidad ha retrocedido».
Se pone de pie y va rumbo al escenario. Lo espera una vez más
el trabajo, la disciplina, el compromiso y seguramente los aplausos
y la admiración merecida.
Urlezaga se presentará hoy, a las 21.30 en el gimnasio municipal
de Cutral Co. Las entradas pueden adquirirse en Caja Municipal,
Sarmiento 17, hasta las 13 de hoy. Para empleados municipales, descuentos
por planilla. Mañana la gira continuará en el cine
teatro municipal de Zapala, donde se pueden adquirir las entradas
de 11 a 13 y de 18 a 21 hs.
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