|
PorDouglas Hamilton |
Las tormentas de arena, los francotiradores y la desconfianza
complicaron la invasión comandada por EE.UU. a Iraq en el
sexto día de la guerra, mientras analistas militares manifestaron
que la campaña podría durar de dos semanas a un mes.
Pero la fecha en que el país estará sometido y sus
ciudades aseguradas sigue siendo una interrogante.
La estrategia de avanzar desde el norte hacia Bagdad sin asegurar
los centros de población en el camino dependía de
si los iraquíes del sur daba la bienvenida a las tropas estadounidenses
y británicas, señalaron analistas. Sin embargo, los
recuerdos de traición de Washington después de la
Guerra del Golfo Pérsico en 1991 lleva a los habitantes a
mostrarse profundamente cautelosos y todavía temerosos.
Las fuerzas iraquíes y las milicias están usando ahora
el desierto y las ciudades que no fueron aseguradas para atacar
por los flancos que quedaron expuestos por el avance comandado por
EE.UU. «Los iraquíes recuerdan lo que ocurrió
la última vez, cuando se rebelaron en Basora, los estadounidenses
no los apoyaron y después enfrentaron represalias de Saddam
Hussein», dijo Barthelemy Courmont del Instituto para Relaciones
Estratégicas e Internacionales de Francia.
La imposibilidad de abrir un frente norte desde Turquía también
fue un gran revés. «Esto abre una gran interrogante
sobre cuándo estarán en condiciones de tender un cerco
a Bagdad. Para eso, se necesita rodear una ciudad y no podrán
hacerlo al menos hasta dentro de cuatro o cinco días»,
explicó Courmont.
Las tropas tendrían que transitar el largo camino desde el
sur para cubrir rutas de salida en el norte de Bagdad.
Parte del problema es que la estrategia británico-estadounidense
se basó en la esperanza de una masiva rebelión contra
Hussein, pero eso no está ocurriendo.
«Creo que los estrategas del Pentágono esperaban menos
resistencia. Los militares como el el general Tommy Franks, quizás
estén menos sorprendidos», señaló Frank
Umbach, analista de defensa y seguridad del Consejo Aleman de Relaciones
Exteriores. «Las tropas no están siendo saludadas en
el sur como muchos habían sugerido, pero hay que tener en
cuenta la profunda frustración que sintieron los chiítas
después que fueron engañados en 1991. Además,
si bien ellos están en contra de Saddam Hussein, no hay razón
para asumir que están en favor de un gobierno en Bagdad liderado
por EE.UU.».
Umbarch señaló que la negativa de Turquía a
permitir que las fuerzas estadounidenses invadieran desde su territorio
ha hecho más lenta la marcha hacia Bagdad. «La estrategia
original también fue tener 60.000 soldados llegando desde
el norte via Turquía. Eso no ocurrió y ha causado
un retraso y debilitamiento inevitable porque todo ha tenido que
llegar por el sur», agregó. |