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Por JOSE LUIS PACHECO |
En la cuenta regresiva de la campaña electoral,
un tema de relevancia para la capital que prácticamente había
sido ignorado por los candidatos, hizo una violenta irrupción.
El prolongado apagón que, entre martes y miércoles
se extendió más de catorce horas, puso en el ojo de
la tormenta al servicio de distribución eléctrica.
La precariedad legal en que se encuentra la concesión y la
falta de inversiones, son los ejes centrales de un debate que va
mucho más allá de las disputas ocasionales entre CALF
y el EPEN para ver quien carga con la responsabilidad del corte
que perjudicó a más de 100 mil neuquinos.
v En su campaña, centralizadas en promesas de obras, los
candidatos parecen no haberle dado trascendencia al futuro del servicio
eléctrico en la ciudad. El actual intendente, Horacio Quiroga,
asegura que cumplirá con el llamado a licitación que
ordenó la Corte Suprema de Justicia y, como prueba de ello,
enviará al Concejo Deliberante el proyecto de marco regulatorio.
Además insiste en que prácticamente no hay posibilidades
que CALF pierda la licitación.
Su principal adversario, Federico Brollo, desde que era diputado
cultivó un perfil menos conciliador con la cooperativa, planteando
incluso un desprendimiento de sus servicios sociales que hoy son
subsidiados por los ingresos que le reporta la distribución
de energía. Las demás agrupaciones (ARI, Encuentro
Neuquino) se inclinan por garantizar la defensa a ultranza de CALF
y buscar la forma legal de asegurar su continuidad, aún evitando
la licitación.
v La inexistencia de un contrato (el del ’87 que rigió
hasta el ’97 está caído después del fallo
de la Corte aunque en ocasiones se hable de continuidad «de
hecho») no sólo perjudica a la cooperativa sino principalmente
a los usuarios que están completamente indefensos habida
cuenta que el municipio no puede ejercer su función de contralor
como poder concedente. Ni siquiera puede aplicar una sanción
por incumplimientos. Además las multas contempladas en el
contrato del ’87 eran irrisorias.
Esto llevó a la Comuna a trabajar en la elaboración
de un Régimen de Suministro en el que se establecen las reglas
de juego que rigen la relación entre prestadora y clientes.
Algunas versiones dan cuenta que, vía decreto, se aprobaría
un régimen provisorio que regiría hasta que se resuelva
la intrincada trama de la licitación. Después podría
ser modificado.
Por otra parte, el precario vínculo legal le impide a la
cooperativa acceder a fuentes de financiamiento para realizar las
inversiones previstas -o debe afrontar intereses mayores- y dificulta
aún más la negociación con sus proveedores.
Esta situación, sumada al incremento en el costo de la energía,
a la negativa de Luz y Fuerza (el gremio más poderoso dentro
de la cooperativa) para avanzar en la revisión de la masa
salarial y a la inestabilidad que suele mostrar la recaudación,
está asfixiando cada vez más a CALF. La posibilidad
de trasladar el incremento de la luz a los usuarios es vista como
una alternativa cada vez más cercana. Aunque para la conducción
signifique pagar un alto costo político después del
eslogan utilizado hasta el hartazgo en la última campaña
por el oficialismo Celeste.
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