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Por RUBEN BOGGI |
Como se preveía, el tramo final de la campaña política
terminó de polarizar las chances de los dos principales candidatos
en la capital neuquina, Horacio Quiroga y Federico Brollo. El actual
intendente no se salió del libreto, y cabalgó sobre
su plan de gobierno, en parte ejecutado y en parte pendiente de
ejecución; mientras del otro lado, el MPN apostó muy
fuerte, fortaleció su campaña con la presencia de
Jorge Sobisch, y presionó fuerte con una consigna que pretendió
acentual el rol partidario sobre la histórica conducción
política provincial. Parecería que las cartas están
echadas, y que poco puede cambiar en sólo unos pocos días.
Sin embargo, nadie descarta ni desdeña nada: se peleará
voto a voto, y el domingo 2 de marzo la movilización amenaza
con ser fenomenal, con un fuerte protagonismo ciudadano, situación
que de confirmarse será muy bueno para la democracia provincial,
en estos tiempos teñidos de escepticismo mediático.
La primera
definición electoral del año se dará en un
contexto económico singular, con ingresos por regalías
muy altos, con una muy fuerte distribución de esa renta,
parte en el mismo Estado (devolución del adicional por zona),
parte en el sector privado, con incentivos a la producción,
y obras públicas en marcha. El precio del petróleo,
que ha superado los 37 dólares el barril de WTI, más
una interesante performance de la recaudación de impuestos
provinciales, ha determinado un primer bimestre ampliamente favorable
al Tesoro provincial. Al mismo tiempo, se evidencian necesidades
primarias no satisfechas que curiosamente parecen concentrarse en
la capital neuquina: se reclama inversión en obras de saneamiento
-hay temor por contaminación de líquidos cloacales
en el Limay-, y en obras eléctricas (los apagones pueden
ser cada vez más frecuentes); dos aspectos que en Neuquén
necesitan no sólo de definiciones económicas, sino
políticas, pues es el Estado el que continúa comandando
la prestación de estos servicios.
Más
allá del resultado del próximo domingo, la atención
tiende a ser acaparada por estas cuestiones que hacen a la economía
y al desarrollo provincial. Si bien hay temas judiciales pendientes,
no parece ser la «judicialización» de la política
el rasgo de esta hora, sino cómo se aprovecha un momento
clave en lo económico, muy dependiente de lo que se defina
en el país, pero al mismo tiempo muy autónomo en el
sentido estrictamente presupuestario. El gobierno provincial, fortalecido
o debilitado según los resultados del 2 de marzo, comenzará
igualmente a definir temas básicos para el año. Por
ejemplo, se deberá determinar qué se hace con el reclamo
de aumento de coparticipación efectuado por el Poder Judicial.
El reclamo de aumento salarial de docentes y estatales no parece
que conmueva al Ejecutivo después de la devolución
del adicional por zona desfavorable. Más bien se percibe
que los ingresos se aplicarán a una doble vía: inversión
en obras, por un lado, y distribucionismo social por el otro. En
el medio de estas dos vías, el gobierno jugará su
interna dentro del partido provincial: pero para esto, habrá
que esperar al próximo domingo.
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