GRAL. ROCA.- Durante
muchos años la máxima aspiración de todo deportista
fue aparecer en la tapa de El Gráfico. En tiempos de crisis,
en los que la afamada revista deportiva ya no es tal, la aspiración
de muchos es aparecer en la portada del diario deportivo Olé.
Y si a esto se le suma que la foto pertenece al primer gol en primera
división y marcado nada menos que ante River, para un hincha
de Boca significa haber alcanzado la gloria.
Precisamente esto es lo que le sucedió al roquense Miguel
Eduardo Caneo, quien en su tercer partido en la primera de Boca
Juniors anotó uno de los goles de su equipo y después
tuvo en su pie derecho la definición del último superclásico
del verano en favor del equipo de Carlos Bianchi. Sueño hecho
realidad, aunque el mismo reconoce que aún falta mucho y
su máxima aspiración a corto plazo pasa por ser tenido
en cuenta por el entrenador para el torneo local o la Copa Libertadores.
«Esto es algo que esperaba hace mucho tiempo y por suerte
ahora con el nuevo técnico se pudo dar. En realidad cuando
me avisaron que tenía que ir a la pretemporada mi objetivo
era tratar de entrar en alguno de los partidos y después
que todo se haya dado de esta forma...es como si estuviera viviendo
un sueño», explicó el roquense de 19 años,
quien emigró a préstamo al club de La Rivera en el
2000 y el año pasado fue adquirido definitivamente a Deportivo
Roca en 200 mil pesos.
Cuentan los periodistas especializados que siguen la campaña
boquense que un día como tantos de la pretemporada, Bianchi
-con su habitual tono desafiante- les dijo «véanlo
bien a Caneo, fíjense como maneja la pelota. Pero no lo agranden».
Al escuchar los comentarios, Caneo se ríe y lanza la carcajada
con la que se termina de desinhibir cuando le consultan sobre la
«10» boquense: «Mucho no me puse a pensar en eso
porque sino directamente no me la ponía. Muchas de las grandes
figuras del club se pusieron esa camiseta, y entre ellos el más
grande -por Diego Maradona-. Para mi fue un orgullo muy grande».
Nacido en cuna azul y oro, su ilusión de llegar algún
día al club de sus amores siempre estuvo latente. Es más,
dicen que iba a las horas de educación física del
colegio secundario con la camiseta de Boca y ante las «gastadas»
del profesor su respuesta ya era clásica: «algún
día le voy a hacer un gol a River...ya vas a ver».
No le hizo uno, sino que fueron dos y en una misma noche.
«La verdad es que lo viví como un hincha más.
Me parece que marcarle un gol a River y más si sos hincha
de Boca lo disfrutas mucho más. Después fui yo el
que le pedí a Bianchi si podía patear el penal».
Pasaron los partidos de verano, que sirvieron en parte para dejar
atrás la desilusión por haber quedado afuera del seleccionado
Sub-20 en el que estuvo entrenando durante el 2002. Su actuación
deslumbró a varios, entre ellos a Bianchi, quien seguramente
lo tendrá en cuenta para el Torneo Clausura o la Copa Libertadores.
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